
Por Marcelo Cafferata

En ocasión de la entrega de los premios GOYA de este año, repasamos algunas de las películas nominadas de esta entrega.
ALCARRÁS
de Carla Simón – 11 Nominaciones
★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩
Después de “Verano 1993”, Carla Simón vuelve al ámbito de los relatos rurales, en este caso con la historia de una familia que al no tener firmados los papeles validando que son los dueños de las tierras, deberán plantear un último verano de cosechas de duraznos, previo a abandonar definitivamente el predio.
Simón vuelve al choque cultural campo-ciudad, el mundo rural contrapuesto con el mundo urbano, pero trata de explicarlo a partir de detalles mínimos y a través de la célula familiar que es la más representativa de todo ese universo, atravesando el relato por las diferentes generaciones: el abuelo que hace el anuncio que da lugar a ese duelo de despedida, sus hijos que están al mando del emprendimiento y verán el impacto en sus respectivas familias y la tercera generación de niños y adolescentes para los que el ámbito rural fue/es un espacio de descubrimiento, de anécdotas vacacionales, de crecimiento y madurez.
Carla Simón capta con el ojo de su cámara y con particular ternura todo el universo infantil que ya seduce desde la primera escena, para ir penetrando poco a poco en los sentimientos que atraviesan a cada uno de los personajes de la familia. Su trabajo de dirección es exquisito, reforzado por un cautivante trabajo de fotografía que ayuda a narrar este momento que marca un cambio de época en la saga familiar pero que al mismo tiempo intenta reflejar los nuevos paradigmas culturales, un cambio de mentalidad frente al mundo de los trabajadores de la tierra y el inexorable paso del tiempo.
CINCO LOBITOS
de Alauda Ruiz de Azúa – 11 Nominaciones
★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩
La ópera prima de Ruiz de Azúa se inscribe en la corriente de relatos que tratan de desmitificar lo que sucede frente a la maternidad tan socialmente idealizada, recorriendo en profundidad las contradicciones y las nuevas sensaciones que surgen en Amaia (un brillante protagónico de Laia Costa –a quien vimos en “Nieve Negra” y “Citas”-) quien acaba de dar a luz a su hija y ve cómo su mundo interno comienza a revolucionarse.
La tensión también se instala rápidamente en el vínculo con su novio cuando deba regresar a su trabajo y entonces la relación con la bebé quede completamente a su cargo, lo que complejiza más aún la asfixia dentro del ámbito cotidiano.
Amaia decide regresar a la casa de sus padres y ese será un momento completamente revelador al ver con otros ojos el vínculo con su propia madre que deberá enfrentar una particular noticia. La imposibilidad de disfrutar a su hija sumado a cierto conflicto con su rol de hija que vuelve a ponerse en juego a partir de volver a compartir el mismo techo, genera una fuerte reflexión sobre sus propios deseos y la vida que hoy quiere para ella.
Aún atrapada en algunos esquemas algo previsibles, “CINCO LOBITOS” permite generar un fuerte espacio de reflexión sobre el cambio de mirada en los vínculos filiales cuando la propia protagonista comienza a ser madre. Y al destacado protagónico de Laila Costa se suman en los roles de sus padres la enorme Susi Sánchez (“La enfermedad del domingo” “Legado en los huesos” “Ofrenda a la tormenta”) y un exquisito Ramón Barea (“La entrega” “La boda de Rosa” “La vida era eso” entre tantos trabajos en el cine).
EL AGUA
de Elena López Riera – 2 Nominaciones
★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩ ✩
«El agua es algo que está metido dentro de la mujer. Si se enamora de ti, se mete. Si se te mete, lo sabrás» expresa uno de los testimonios fragmentados que aparecen a lo largo de la película que dan cuenta de la leyenda local de una novia seducida y abducida por el río: testimonios de voces femeninas que repican en la línea de mujeres que entraman la historia familiar.
Elena López Riera se mueve dentro del mito, la fábula y una narrativa que toca lo fantástico para contarnos una historia de mujeres en un pueblo y, particularmente la historia de Ana (con un elogiado trabajo de Luna Pamiés quien acepta un difícil desafío y lleva adelante el peso de la historia) donde se dan cita el primer amor, las adversidades, los vínculos familiares y la vida pueblerina que muchas veces se contrapone con los horizontes personales.
En el contexto de una fuerte tormenta que acecha al pueblo, nuestra protagonista se rodea de testimonios que aseguran que cuando hay inundaciones, una mujer está destinada a desaparecer.
La incertidumbre sobre el futuro que habita en Ana permite de una manera diferente a los relatos más realistas, canalizar a través de la potencia del agua y su “invasión” una fuerte metáfora sobre los ritos de pasaje, las historias que se transmiten de generación en generación y de la sororidad de una línea de mujeres dispuestas a generar un cambio.