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Por Marcelo Cafferata

Jonás Trueba es uno de los directores que pudimos ir siguiendo de Festival a Festival, uno de los autores frecuentes en Mar del Plata, integrante en varias ocasiones de la Competencia Internacional. Conocido por “La virgen de Agosto” “La Reconquista” “Todas las canciones hablan de mi” o la maravillosa “Quien lo impide”, Trueba se destaca por ser un director que saber reflejar a toda una generación como pocos otros directores pueden entenderla.

Sus películas, plagadas siempre de buena música, discurren en ciertas crisis que suceden pasados los treinta y tienen la particularidad de poder construir un retrato certero y preciso, no solo a partir de ciertas problemáticas que muestra sino que su estilo se impone cuando sus personajes parecen dialogar en el sinsentido cotidiano. No hay grandes diálogos, pero si grandes ideas que se van escurriendo entre los personajes que hablan como si la cámara no existiese y expresan todo lo que sienten y lo que les pasa.

Muy conectada con otra de sus películas, “Los exiliados románticos”, se presenta ahora en el Festival su última realización “TENEIS QUE VENIR A VERLA” que, como casi todas sus obras, debajo de una apariencia liviana se esconde un profundo relato sobre las expectativas de toda una generación frente al desarraigo.

Cuatro actores completamente entregados al juego que propone Trueba (Itsaso Arana, Francesco Carri, Vito Sanz e Irene Escolar) son dos parejas que se presentan en estos tiempos de postpandemia. Escolar y Carril son Susana y Guillermo quienes, frente al proyecto de ser padres dentro de muy poco tiempo, deciden instalarse en Alpedrete, lejos de la gran ciudad. Allí irán de visita Elena y Daniel (Arana y Sanz) quienes no tienen la completa seguridad de ir a visitarlos por miedo a enfrentarse a ciertas decisiones de vida que debiesen haber tomado frente al hastío de la ciudad.

En el breve espacio de una hora, Trueba los hace dialogar, libres, con diálogos que quizás no sean más que la puerta de entrada a cada uno de sus universos. Ese estilo que Trueba domina y que es sin dudas el valor agregado que tiene su cine: silencios, primeros planos, disgregraciones, preguntas y respuestas, dardos verbales, dudas y risas cómplices, sirven para que el espectador pueda ir construyendo el rompecabezas que plantean los cuatro personajes.

Nadie explica nada, al contrario, en cada uno de los diálogos se van desgranando datos, situaciones, planteos que van pintando de cuerpo entero la manera de pensar y de sentir de cada uno de los protagonistas sin que tenga tanto sentido lo que ellos tienen para decir como la idea subyacente en ese encuentro entre parejas.  

Hay mucho de Godard y de Éric Rohmer, en los paseos por la campiña y en una mezcla entre ficción y documental (entre el autor y sus personajes, entre los actores y el equipo de filmación): hay mucho de cine francés aunque ineludiblemente los personajes son bien españoles y sus conflictos se expresan claramente de otra manera.

TENEIS QUE VENIR A VERLA” habla, por sobre todo, de los proyectos de vida, de la búsqueda de la felicidad, de lanzarse al vacío o quedarse en la zona de confort, de la toma de decisiones en vista a un futuro donde no es tan fácil lograr el equilibrio y cumplir alguno de los deseos. Y Trueba sabe contarlo dulce y amargamente.

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