
Por Rolando Gallego

Salas llenas, las olas, el viento y el sucundún (perdón el viejazo) constituyen el marco ideal para ver nuevas propuestas. En estas bitácoras diarias anotaremos algunas impresiones, preliminares, sobre cada película que veamos.
EL ROSTRO DE LA MEDUSA
A partir de una anécdota la realizadoras Melisa Liebenthal vuelve a indagar sobre la identidad y los cánones de belleza relatando las peripecias de Marina, una mujer a la que el rostro, por alguna razón inexplicable le cambió de un día para otro.
El derrotero de su búsqueda de explicaciones, el humor, y la utilización de archivos personales, logran construir un apasionante relato sobre la vida moderna, en donde la identidad tiene que ver más con lo que el otro ve que con aquello que realmente, e internamente, somos.
TRENQUE LAUQUEN
Con la bandera de la independencia en alto, Laura Citarella, productora y realizadora, vuelve al ruedo con una épica T película de cuatro horas, dividida en 12 capítulos, rodada en plena pandemia, que la puso, una vez más, frente a un personaje clave de sus relatos, Laura, a quien vimos en su ópera prima Ostende, y a quien veremos seguramente en otras ocasiones.
El disparador de Trenque Lauquen es una desaparición, pero, como siempre en el cine de Citarella, se nos invita a la acción, y a partir de allí esa deambularemos con inteligencia en los caminos del séptimo arte mezclando géneros y desarmando las posibilidades concretas de una expectación pasiva.