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Por Marcelo Cafferata

Víctor Cruz estrena un nuevo documental -luego “Boxing Club” (2012), “¡Que vivas 100 años! (2019)” y “Dorados 50” (2021)- que él mismo lo presenta como un ensayo que, a su vez, retoma parte de lo que el realizador había planteado en otro de sus trabajos, “Taranto” (2021).

Justamente esta denominación de ensayo es indudablemente la categoría que mejor le sienta a “DESPUES DE CATAN” dado que en menos de cuarenta minutos, ingeniosamente trabaja sobre varias hipótesis que va desarrollando conjuntamente y logra que, en todas ellas, haya una interesante reflexión que finalmente remite al mundo del cine y de las imágenes.

En este caso, Cruz recorre el vértigo, la velocidad y la lucha por la supervivencia en una ciudad como Shenzen, apodada también como “el Silicon Valley de China”: una ciudad plagada de jóvenes en la que aquellos que no pueden seguir ese ritmo frenético, pronto son descartados, desechados, condenados al fracaso.

También la cámara muestra algunas postales de lo que es la contracara de la ciudad, donde se esconden todos los escombros, donde se oculta lo que no se muestra ni se quiere ver: la basura de la ciudad. Esta idea inmediatamente dialoga con otros de sus trabajos, los reportajes de “Crónicas Invisibles” en donde los vecinos de González Catán muestran las principales enfermedades que ha producido la basura (el foco tóxico del CEAMSE) en sus vidas.

Así como en “Taranto” aparecía el acero y la dioxina que empiezan a llevarse en la sangre, en Catán aparecen enfermedades crónicas como el cáncer, el lupus y la púrpura. La angustia de los habitantes frente a un Estado que sigue completamente ausente, que les da la espalda para seguir presente en el enorme negocio de la basura.

Cruz entreteje las ideas con total solvencia, atravesando el relato de forma dinámica y va conduciéndose hacia el cierre con una interesante conclusión sobre otras caras posibles para el desecho y la basura. El propio director confiesa que este nuevo trabajo “está construido con los despojos de otras historias y otros fracasos”, ha convertido los desechos en una nueva obra. De eso se trata en definitiva el sentido del cine, de esas películas que no son más que recortes, pequeños fragmentos que reflejan instantes de belleza.

Un ensayo que fluye, recorriendo el pensamiento y la propia filmografía de Cruz, dejándonos algunas inquietudes para seguir reflexionando al finalizar la película.

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