
Por Marcelo Cafferata

Una madre emigra con sus dos hijos desde México a Estados Unidos en una de los puntos poco poblados de la costa Oeste. El sueño de ella es vivir mejor aun pagando el consabido derecho de piso, el de ellos, conocer Disney y así comienzan esta nueva etapa, una nueva “aventura”.
La mexicana “LOS LOBOS” tiene mucho de “The Florida Project” de Sean Baker con el sueño americano y Disney como uno de los emblemas de la felicidad asegurada con ese mundo de ensueño que nada tiene que ver con la cruda realidad. También podemos vincularla con “Nadie Sabe” Hirokazu Koreeda y la mirada de ese nuevo mundo a través de los ojos de esos niños solos encerrados en la casa, estos dos hermanos que quedan solos mientras su madre sale a trabajar diariamente y deberán generar juntos su propio microcosmos.
Pero aun con la sombra de estos dos fuertes referentes, Samuel Kishi logra encontrar detalles atractivos que le aportan sus propias diferencias: la manera en que la madre los estimula a adentrarse a un nuevo idioma, los dueños del edificio donde viven –que también atravesaron procesos inmigratorios-, los amigos de la vecindad y un toque notable de animación haciendo cobrar vida a los personajes que los hermanos dibujaron en la pared.
Con algunos lugares comunes propios de este estilo, pero mostrando la soledad del inmigrante, la desesperación y los riesgos constantes que deben enfrentar con ese afuera como un acecho permanente, Kishi estructura el relato sin ningún tipo de golpes bajos ni subrayados.
“LOS LOBOS” gana con la sensibilidad con la que está filmada y con la espontaneidad y la frescura de las actuaciones que entregan los dos niños protagonistas en sus roles de Max y Leo, y la precisión con la que el director y los guionistas crean ese mundo infantil en un país ajeno. Martha Lorena Reyes, en el rol de la mamá, tiene momentos conmovedores y logra, con un lenguaje de miradas y expresiones, transmitir la angustia y la desolación al atravesar situaciones difíciles huyendo de un pasado doloroso, en una tierra que promete lo que todos sabemos que difícilmente se cumpla.