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Por Marcelo Cafferata

El recurso de la reunión de amigos en una cena en donde rápidamente comenzarán a exponerse algunas de las miserias de cada uno, es un lugar bastante transitado por el cine y por el teatro con varios exponentes muy reconocidos, incluso con el juego de celulares que “Perfectos Desconocidos” proponía para desenmascarar hasta dónde uno verdaderamente conoce a sus amigos más íntimos.

Por lo tanto, la tarea como dramaturga de Mechi Bove (“Mi madre, mi novia y yo”) en este nuevo trabajo, “WASABI, se puso picante” representa un doble desafío: no solamente debe encontrar el ritmo justo para la comedia en la que será importante equilibrar las energías de tres parejas de amigos, sino que además deberá encontrar una vuelta de tuerca novedosa y atractiva para huir de todos los lugares comunes: ¡y la excelente noticia es que lo logra!.

Tres parejas de amigos se reúnen para festejar el cumpleaños de uno de ellos, un reconocido futbolista que pronto viajará a Alemania por un nuevo pase. Su mujer, ex actriz y modelo que ha puesto en pausa su carrera para acompañarlo en sus proyectos, siempre tiene alguna sorpresa lista. Ama este tipo de festejos y quiere cuidar cada uno de los detalles para que la velada tenga ese toque de novedad que la haga más atractiva y sorprender a su marido y sus amigos.

Pronto llegarán los cuatro invitados, dos parejas, cada una de ellas representando perfectamente sus arquetipos: por un lado un arquitecto y una contadora, sólidos, sin problemas económicos, exitosos y por el otro, la típica pareja que no llega a fin de mes, que la rema permanentemente y, a pesar de que son sus soles, no les resulta fácil lidiar con la crianza de dos mellizos. 

La anfitriona propone un juego simple: cada uno pondrá dentro de una cajita un papel con una pregunta que o bien deberán responder o si prefieren guardar silencio, “clavarse” rápidamente un shot de bebida blanca.

Las preguntas se van develando y junto con cada una aparecen, rencores, reproches, secretos, dudas, tensiones. Intentarán hablar de todo lo que les pasa sin pelos en la lengua y más allá de que los dueños de casa provoquen ciertas cosquillas sexuales declarándose claramente con una mente muy abierta,  la situación se empieza a poner más tensa cuando los cuestionamientos pasen por cuestionas más profundas y comiencen a preguntarse sobre el significado de la felicidad.

Mechi Bove desde su dramaturgia, sabe mezclar las dosis de comedia y de drama jugando perfectamente sobre el filo en una forma inteligente de dosificar cada una de las máscaras. Cuando la situación entre los amigos se pone realmente angustiante, se dispara la comedia más alocada cuando toque el timbre un invitado sorpresa a cargo de Dan Breitman que sabe llevar el humor a los límites más delirantes sin miedo a jugar con el desborde, componiendo un personaje que cambia completamente la temperatura de la obra y que, a través del humor, permite seguir internándose en la zonas más complejas.

Aparece con más fuerza la figura del amigo que el grupo ha perdido en una circunstancia trágica, las carencias que cada uno lleva como su propia cruz, las frustraciones, las envidias, los deseos no cumplidos. Todo en la medida justa, con pequeñas crisis que pueden estallar en cada uno de los personajes pero sin olvidarse que la base del humor es la que cohesiona todo lo que pasa, y desde el humor, todo se hace más llevadero y menos solemne.

Además de un texto inteligente, ágil y que depara más de una sorpresa, “WASABI, se puso picante” cuenta con un elenco sólido en el que cada uno aporta con su rol. A la participación especial de Dan Breitman que compone un personaje único, con un ritmo frenético que invita rápidamente a la carcajada explosiva, la propia Mechi Bove tiene momentos muy logrados. Hace perfecta dupla junto con Nacho Di Marco como la pareja que debe lidiar con la falta de medios económicos y con la crianza de los hijos que le ha sacado cierto encanto a la rutina.

Los dueños de casa están a cargo de Luly Drozdek y Daniel Pacheco que son quienes quedan un poco atrapados en los estereotipos de sus personajes pero que, de todos modos, encuentran ritmo en la dinámica que la pieza les propone. Manu Viale encuentra un excelente punto de lucimiento en los momentos más dramáticos de su personaje, muy bien acompañada por Gastón Vietto quien sufre, como su esposo, la presión de sus exigencias y los temas que la pareja tiene todavía pendientes, que duelen y molestan.

Diego Ramos como director encuentra el ritmo justo que la comedia necesita y sabe equilibrar ese doble juego de drama y comedia propuesto. Algún exceso en la marcación de los personajes con textos dichos mirando al público, podría ser ajustado para que la puesta quede aún más sólida y no se pierda esa conexión tan necesaria para que se genere ese juego entre ellos.

WASABI, se puso picante” logra momentos muy divertidos y frescos pero también deja abierta, en cada una de esas preguntas que proponen los personajes, la posibilidad de reflexión, de reconocernos y vernos reflejados, por un momento, sobre el escenario. 

WASABI, se puso picante

De: Mechi Bove

Dirección: Diego Ramos

Con: Mechi Bove, Nacho Di Marco, Luly Drozdek, Daniel Pacheco, Manu Viale, Gastón Vietto y la participación especial de Dan Breitman

PASEO LA PLAZA –  Avda Corrientes 1660 – Martes 20.00 hs.

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