Por Marcelo Caffarata
Bárbara (Florencia Peña una vez más presentada en el arquetipo de bomba sexy del que parece no querer ni poder escaparse) le prepara una sorpresa de cumpleaños a su pareja que está a punto de cumplir 50 … y finalmente la que se llevará una gran sorpresa será ella cuando lo descubra en una infidelidad flagrante.
El punto de inicio de “MIENTEME” no solamente por las obviedades y el tono de comedia ochentoso que destila, sino también por la forma en la que está filmada y el caudal de estereotipos que logra plasmar en sólo un par de escenas, ya da cuenta de un producto que no se adapta ni siquiera mínimamente a los tiempos que corren.
Sus amigos saldrán al rescate presentándole a un amigo de la pareja, Julián (Benjamín Vicuña) con quien rápidamente Bárbara encauzará su vida amorosa y sentimental. Sólo que a poco de iniciar esa nueva relación, los propios amigos (la pareja de Leonor Varela y Lucas Akoskin) comenzarán a darse cuenta de que es un potencial impostor a punto de hacer caer en sus garras a su nueva presa.
Si bien el guion pretende indagar acerca del efecto de las mentiras, piadosas y de las otras, las consecuencias de impostar una vida que uno realmente no tiene o de intentar congraciarse con el otro a través de alguna omisión de información que sea beneficiosa, la liviandad con la que propone situaciones y la torpeza con las que se resuelven, dista mucho de poder generar ese espacio de reflexión sobre los engaños que le hubiese permitido lograr un producto mucho más acorde a lo que se muestra en pantalla en la actualidad: la liviandad con la que se toman dentro de la historia, ciertas situaciones, hace pensar en una mirada muy distante, sobre todo al modelo de personaje femenino que el cine está construyendo en los últimos años.
Detrás de la cámara encontramos a Sebastián Schindel, un cineasta que inició su carrera en el terreno documental (con las notables “Renum Novarum” y “Mundo Alas”) y que previo a imponerse en dos importantes lanzamientos de plataforma como “Crímenes de Familia” y “La Ira de Dios”, tuvo un brillante paso por el cine con “El Patrón: Radiografía de un crimen” dando inicio a lo que sería su carrera dentro de la ficción incursionando en el thriller psicológico. Este cambio de género a la comedia no solamente no le favorece sino que pareciera que el guion que ha escrito junto a Leonel D’ Agostino, se empecina en renegar de todo lo que realizó durante su carrera.
Hay enredos románticos, persecuciones detectivescas para tratar de desenmascarar cada una de las mentiras que se van entretejiendo en la trama, infidelidades y tropiezos que van haciendo llevadero el ritmo de “MIENTEME” en tanto y en cuanto el espectador no pretenda ni el más mínimo verosímil ni se plantee cómo los protagonistas fueron llegando a esas situaciones.
Peña + Vicuña no son la fórmula mejor pensada pero a fuerza de carisma y simpatía van sacando las papas del fuego, cosa que no sucede con la pareja de sus amigos Eva y Matías, con insípidos protagónicos de Leonor Varela –quien seguramente aparece para justificar los mecanismos de la coproducción- y Lucas Akoskin que no tienen ni el temperamento ni la gracia para ciertos pasos de comedia que son necesarios para el que mecanismo funcione.
Capítulo aparte merece el irritante personaje de Flor Vigna, al que ella como actriz no hace más que subrayar su costado más hueco y el desaprovechado Luciano Castro que seguramente hubiese estado mucho mejor reemplazando a Akoskin en su rol, ya que ha demostrado con creces en diversas tiras televisivas y en otros papeles para el cine, su talento para moverse dentro del género.
“MIENTEME” si bien está pensado como un producto de plataforma que será estrenado en Amazon Prime y por ello, no contar con las mismas exigencias que pueden pedirse a un estreno cinematográfico, no puede superar un guion anodino, que elige no detenerse en ningún mínimo detalle que le diese mayor calidad al producto, yendo directamente al trazo grueso y a un producto que deja la enorme sensación de estar hecho “a las apuradas”.