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Por Marcelo Cafferata

A través de películas caseras podemos ver la llegada de Uli al hogar. Eugenia Alonso (reconocida actriz de una extensa trayectoria en teatro y en cine, ahora en su rol de directora) comienza a construir este (auto)retrato sobre la maternidad, registrando desde esos primeros momentos con su cámara en mano dejando liberado todo su placer por la fotografía. Y es precisamente en esos registros fotográficos, donde se da cuenta que su hijo Ulises no se vincula con la cámara como lo hacen frecuentemente el resto de los bebés.

A través de diferentes registros del cotidiano, el primer trabajo de Alonso como directora, junto a Josefina Pieres, pone la mirada en la descripción de un vínculo muy particular madre-hijo, frente al diagnóstico de Síndrome X frágil, una enfermedad que provoca deficiencia intelectual.

Sin embargo, la decisión no está en poner el acento en la enfermedad propiamente dicha, sino en la particular construcción del vínculo que se genera entre Ulises y Eugenia: madre e hijo, cómplices y compañeros de ruta, con un profundo lazo de comprensión, intimidad, amor puro que se plantea diferente a partir de ese diagnóstico.

La cotidianeidad de la escuela, los controles médicos, momentos inolvidables como el primer voto, los dibujos y la poesía, o sencillamente el registro de Ulises entre bambalinas presenciando los ensayos o viendo a su mamá en escena en plena función en el Teatro San Martín –más precisamente en la puesta de “Hamlet” por Szuchmacher donde incluso se ve la complicidad de Uli con parte del equipo-, son pequeñas polaroids que van estructurando esta historia.

Una voz fuera de campo, que más adelante descubriremos de quien se trata, le dice en un momento a Uli “es importante que empieces a hacer cosas solo, sin mamá”. Y precisamente “CUANDO LA PRIMAVERA SE ESCAPA, SE LIBERA EL SUEÑO”  recorre también este trayecto de desplegar las alas, de soltar, de acompañar a los hijos desde otro lugar, verlos crecer  y fortalecer sus potenciales. Una tarea doblemente difícil para Eugenia y Ulises, que implicará todo un nuevo aprendizaje que justamente queda revelado y registrado en este trabajo conmovedor, dulce, íntimo, sin grandes pretensiones pero entrañable.

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