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Por Rolando Gallego

En esta nueva entrega, el arácnido defensor deberá enfrentar una difícil tarea, no la de ayudar a quienes están en peligro, ni mucho menos luchar con los villanos más temibles del universo, sino, que deberá asumir su madurez.

Cuando comenzamos a ser conscientes de un agotamiento generalizado en la clásica fórmula de películas basadas en comics y héroes, llega una propuesta como Spider-Man: No Way Home, en la que no sólo habrá, como debe ser, una pirotecnia visual a la altura de las circunstancias, sino que, además, se sumarán una serie de sorpresas que no se revelarán aquí para que el espectador más desatento pueda ir y disfrutarlas sin previo aviso de nada.

Aquellos que siguieron de cerca el derrotero de la previa al estreno, en donde se urdieron un sinfín de teorías sobre ciertas participaciones especiales en esta nueva entrega de la saga, estaban en lo cierto, pero aún, sabiendo eso, el disfrute sobresale tapando los rumores y mensajes cruzados sobre qué iba a estar y qué no presente en la película.

Lo cierto es que Tom Holland, una vez más, se calza el ajustado traje para encarnar a Spider-Man, sabiendo que cada vez que se lo pone, Peter Parker comienza a perder oportunidades de continuar con una vida normal y tranquila.

Y como esto ya viene aconteciendo en varias de las películas predecesoras, Spider-Man: No Way Home es la bisagra para algo mucho más grande que está por venir, y que tiene que ver con el natural proceso de crecimiento del personaje dentro del universo cinematográfico.

El héroe arácnido desea ingresar a la universidad, su relación con MJ (Zendaya) está en su mejor momento, pero la revelación de su verdadera identidad le trae algo más que una simple exposición ante la sociedad. Con estas premisas, Spider-Man: No Way Home, construye su narrativa y se permite ir más allá del espectáculo, profundizando en temas asociados a vínculos, deseos, expectativas, que, disfrazados por los fuegos artificiales, dotan de una solidez narrativa a la propuesta para aquel que desee ver más profundamente la historia.

A la efectiva elección de transitar la mayor parte del relato con humor, sólidas actuaciones de secundarios como Marisa Tomei, Spider-Man: No Way Home resiste su larga extensión gracias a estos destellos de humanidad de sus personajes, los que, en manos de otros, podrían haberse quedado únicamente con la parafernalia y el suceso inmediato, apostando a una potente propuesta que exige a sus personajes, ya mismo, crecer y avanzar.

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