Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Marcelo Cafferata

Ya desde las primeras tomas, el documental de Silvina Estévez deja en claro su eje temático: el embarazo, la maternidad, el parto, el puerperio, los cambios. Lo que se presenta, en estas primeras imágenes, como una nueva visita a lo ya conocido, se va transformando en una historia que va buceando las mujeres de la familiar y un homenaje a las distintas generaciones.

Si bien el primer disparador es el momento del puerperio y esos primeros meses frente a llegada del bebé, la segunda parte del documental donde la directora reflexiona sobre su propia posibilidad de maternar y ver cómo ha impactado este tema en la línea de mujeres de su familiar, gana mucha más potencia al contraponer el deseo con los mandatos, la voluntad con la imposición, la planificación y la toma de una decisión adulta frente a la presión social.

La mirada que se va construyendo con una multiplicidad de voces sobre la llegada de un hij@ y que se traduce también en el seno familiar en las expectativas frente a los niet@s y la posibilidad de ser abuel@s, van ganado cuerpo en el trabajo de Estévez con una toma de posición crítica frente a todo lo “maravilloso” y “perfecto” de la maternidad.

Uno de los testimonios dice: “Para mí la maternidad es ver en blanco y negro, como algo monocromático, como que desaparece el afuera, los colores; solo veo una luz que ilumina al bebé” y quizás por esto el relato se luzca en un brillante blanco y negro, para abordar ese particular momento de pañales, teta, papilla, noches sin dormir, abandono y crisis, desde un relato coral que aloja una pluralidad de voces.

Hermanas, tías, suegra, mamá y amigas, grupo al que se suma el personaje de la abuela que no sólo es el más entrañable sino el más lúcido y disruptivo, indagan en sus propias historias, en sus propios deseos y vuelven a transitar sus recorridos, cobrando todo un nuevo sentido a la luz del trabajo documental que le brinda un nuevo significado, como le sucede a la propia directora cuando recuerda haber cumplido una función maternal con sus hermanas.

Si bien ya hay varios trabajos que abogan en el mismo sentido, “AÑOS CORTOS, DIAS ETERNOS” se suma a la lucha por bajar a la maternidad del pedestal donde una sociedad patriarcal la ha puesto, recorriendo todas las exigencias, las incertidumbres, las culpas y las contradicciones que atraviesan a cada mujer en ese momento y brindando una mirada más realista y representativa de los tiempos que corren.

AÑOS CORTOS, DIAS ETERNOS

de Silvina Estévez

★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩ ✩ ✩

Compartir en: