Por Ariel Benitez.

¿Cómo mantener un negocio propio, con todos lo que ello implica, facturar menos de lo que el trabajo en verdad merece, ir a pérdida con cada auto restaurado y aún así, ser feliz? Ese parece ser la respuesta, o el mensaje que brinda la serie documental Rust Valley Restorers.
Hay actualmente disponibles dos temporadas en Netflix de este documental estrenado inicialmente en 2018 y aparentemente con una tercera en camino, realizada por History Channel.
A diferencia de otros contenidos de este tipo, sobre restauración y tuneo de autos, esta muestra todos los inconvenientes que presenta el trabajo: no llegar con los tiempos estipulados de entrega y tener que dilatar todo, que el gasto que suponga un arreglo supere ampliamente el presupuesto estimado y que además de cumplir con el trabajo, estén sumidos en deudas por el poco ingreso de dinero.
Mike Hall, es jefe del taller “Rust Bros” y dueño de un lote de más de 400 autos clásicos, en su mayoría destrozados y “abandonados” en su patio, que, tal como el mismo dice, los acumuló durante más de 40 años con la ilusión de restaurarlos a todos.
Tiene 64 y no ha podido hacerlo. Por eso, junto a Avery Shoaf (amigo y mecánico) y su hijo Connor, encabezan el equipo que transformará en realidad los sueños de los clientes que lleguen a su taller con gran ilusión y poco presupuesto.
La realidad es que para que el negocio sea rentable, deberían tomar modelos, restaurarlos y venderlos. Deberían. Pero el amor de Mike por los autos clásicos, los “muscle cars” americanos conocidos por su robustez y poder de cilindrada, es más fuerte. Sigue comprando y permutando a pesar de tener muchas cuentas y huecos que llenar.
Es atractivo ver cómo alguien se desvive por cumplir el anhelo de arreglar un auto de un alto valor simbólico más que económico. Si la reforma implica que por el mismo presupuesto deba cambiar casi todas las piezas, colocar un motor completo de un mismo modelo que él tiene en su propiedad, lo hará sin titubear con tal de cumplir.
No hay que ser experto, ni amante de autos para disfrutar cada episodio y ver si finalmente Mike y su equipo le escapan a la banca rota, a tener que despedir a sus empleados y vender el taller con sus reliquias incluidas.
Una serie documental que tiene a un Mike Hall en un pueblo perdido de Canadá, enamorado de los autos clásicos que deberá aprender de sus empleados, su hijo -quien más presión le impone- para sobrevivir y llevar su negocio al éxito. Casi que moviéndose por instinto, para ayudar a cumplir sueños de otros, aunque vaya a pérdida.