Por Marcelo Cafferata
En palabras de la propia Andy Cherniavsky su incursión en el mundo del rock fue como una fan más, sumergida en un mundo de canciones dentro de un movimiento que surgía con fuerza, para convertirse en “la” fotógrafa del rock nacional de los años `80. Tal como sucedió con su libro “Acceso Directo” ahora en “EXPUESTA” Cherniavsky conduce el relato completamente en primera persona en donde este mundo del rock mezclado con el de la fotografía, toman un rol absolutamente preponderante.
Cherniavsky supo abrirse camino en un momento en el que tanto en la fotografía como en el mundo del rock, todo parecía indicar que era un espacio casi exclusivamente destinado a los hombres y que poder posicionarse en un lugar importante, no sería nada fácil. Pero así como Vivian Maier supo retratar la vida cotidiana de una américa callejera y desconocida, Annie Leibovitz logró los retratos más famosos del mundo del espectáculo o Diane Arbus encontró su arte dentro del mundo de los freaks, Cheniavsky es indudablemente una referente excluyente dentro de la historia del rock nacional con una trayectoria que ya abarca más de 40 años de carrera.
Eduardo Raspo (“Rapado” “Geisha”) incursiona en el terreno del documental y con “EXPUESTA” juega justamente con el doble sentido que le permite esta palabra tan ligada al mundo de la fotografía, pero que por el otro, habla de la libertad con la que Cherniavsky enfrenta a la cámara y recorre no solamente su historia profesional sino que abre su alma contando situaciones vividas en su entorno familiar. La importancia de la figura de su padre, en contraposición y con un alto contraste con la imagen de una madre que parecía más ocupada en atender sus necesidades que en contener a sus hijos, se desgrana en una serie de confesiones y recuerdos a los que ella les pone su voz y su emoción.
Así recorre ciertos momentos icónicos como una bomba en la oficina de su padre que provoca el exilio en 1976, el devastador momento de la muerte de su hermano, su noviazgo con el hermano de Charly García y el inicio de su carrera con la tapa de “Pensar en Nada” y la inolvidable Peperina en la que tuvo participación.
La riqueza de su archivo personal ya vale de por sí, el registro documental recorriendo anécdotas, historias y momentos únicos en su trayectoria. Por la lente de su cámara han pasado entre otros Serú Girán, Miguel Abuelo y los Abuelos de la Nada, Mercedes Sosa, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Hilda Lizarazu y hasta Gustavo Cerati, Fito Páez, León Gieco y Luis Alberto Spinetta y recuerda sus sesiones con Luca Prodan y Federico Moura, tan cercanas al momento de sus desapariciones físicas, donde el lente, incluso, ha podido captar la tristeza y la desolación que se transparenta en las fotografías que han quedado como registro de ese momento.
El material de archivo es vastísimo, único e inclusive presenta fotos que aún han permanecido inéditas, lo que constituye un gran atractivo para el espectador. Sin embargo, en contraposición a esto, el relato cinematográfico solamente se estructura sobre la voz de Cherniavsky que queda posicionada como una única expresión, sin haber buscado otras formas de expresión o de formular una construcción más plural a través de otros tantos artistas que se han vinculado a lo largo su carrera.
Esta única voz cantante hace que “EXPUESTA” tenga un recorrido marcadamente autoreferencial entre las memorias personales y su vida profesional, sin abrir el juego a otros testimonios y otras voces que hubiesen favorecido poder ver su trayectoria artística desde diversos puntos de vista que permitan poner en contexto el importante trabajo desarrollado por Cherniavsky sin que tenga que ser ella misma la que reflexione sobre su obra y pueda abrirse a un contexto más amplio.
El recorrido de esta gran artista en un momento explosivo del movimiento del rock –que le permite asegurar que ha participado de más de 700 shows en vivo y de 100 tapas de discos- hace que aun cuando el documental no apela más que a un formato sumamente tradicional, casi televisivo, el interés del espectador no decaiga en ningún momento y que cada una de las anécdotas sorprenda, sobre todo a quienes no hayan leído el libro y que al finalizar, hayamos conocido mucho más de una de las artistas más emblemáticas, testigo de una época única donde en pleno regreso de la democracia el rock nacional fue consolidándose cada vez más y ella lo ha acompañado con su cámara retratando a las principales bandas y a los artistas más icónicos de aquella época.