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Por Rolando Gallego.

Media vida le ha llevado a Santiago Giralt concretar su Queer Diaries, película que a partir de materiales registrados en el pasado, no hacen otra cosa que hablar del presente y futuro de un artista.

“No queremos que nos olviden” dice en un segmento, y sobre esto va a profundizar esta plástica experiencia en donde la pantalla es tomada por asalto, intervenida, al igual que esos recuerdos que vuelven en forma de película documental, en una propuesta lúdica, que permite conocer más del Giralt creativo, pero también de él como persona, amigo, marido, amante, estudiante, director, guionista, escritor.

“Nuestra patria son los afectos”, cuenta, y por ahí se lo ve, siempre bien rodeado de gente que sabe acompañar su accionar, el que, como él mismo cuenta, a veces no responde a una lógica de los esperable o políticamente correcto.

Sus miedos, sus deseos, sus anhelos más profundos, pero también una mirada lúcida, inteligente, sobre qué es la memoria ante la finitud de la vida, le permiten acompasar sus conquistas, las grupales en materia de género e identidad sexual, y también las individuales, en donde aquello con lo que él juega, como para evadir miedos, termina reflejando un estado general de las cosas, desde una primera enunciación que habla del rechazo de un grupo de cineastas de renombre para que la película, en un formato anterior, se termine de concretar.

Queer Diaries acerca el cine a la vida, la crónica al diario íntimo audiovisual, universalizando aquello que Giralt reconoce como transportable a otros, y enfatizando en detalles que hablan de la vida de una persona que supo siempre lo que quería, o no, pero que siempre se muestra muy seguro de sí mismo, a pesar que la vida y la muerte siempre lo estén apremiando.

POR QUE SI:

“Plástica experiencia en donde la pantalla es tomada por asalto”

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