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Por Rolando Gallego

Una grata sorpresa resulta ser la comedia Tom, Dick y Harry, que bajo dirección de Nicolás Cabré, debutando en el oficio, demuestra su placer por la comedia física al recurrir al cuerpo y la escenografía para lograr, efectivamente, el impacto en el público.

Tom, Dick and Harry, de Ray y Michael Cooney, protagonizada por Mariano Martínez, Mercedes Oviedo, Bicho Gómez, Yayo Guridi, María del Carmen Valenzuela, Gabriela Sari, Jorge Noya y Rodrigo Raffetto, posee todos los ingredientes para convertirse en un éxito instantáneo de la cartelera teatral porteña.

A saber, un gran elenco, intérpretes experimentados, una pieza probada con éxito en todo el mundo y una escenografía, simple, pero que auspicia a subrayar y potenciar la confusión y el clima de vodevil que impulsa la narración.

En el comienzo conoceremos a una pareja perfecta (Martínez, Oviedo) tratando de dejar todo perfecto para su encuentro con la Srta. Potter (Valenzuela), la encargada de otorgarles o no, la posibilidad de adoptar un bebé.

No se explica porqué esta joven pareja ha llegado a tomar esta decisión, pero no importa, lo que sí interesa es el énfasis que pone la esposa para lograr que ninguno de los dos hermanos de su marido (Gómez, Guridi) se apersonen durante la entrevista, porque considera que eso reduciría sus posibilidades de ser padres.

Pero claro, es teatro, y es comedia, y cuando menos se lo esperan, ambos, Dick y Harry, ingresaran en la casa para, cada uno, traer algunos “pequeños” inconvenientes para la pareja y para esa reunión determinante, por lo que cómplices, los espectadores entenderán que todo está perdido en ese intento que tiene el matrimonio de mostrarse impolutos ante la lupa de Potter.

Un guion aceitado, que facilita el gag y el remate, pero que también facilita algunas salidas de Guridi y Gómez en plan más improvisado, ayudan a que la tensión por la espera del encuentro termine en una ágil y dinámica narración que funda su humor en la mentira y la confusión.

Una escalera, varias puertas que se abren y se cierran, y la inteligente utilización de un sillón que sirve para esconder ciertos elementos claves de la trama, logran que la duración de la obra se evapore y la carcajada siempre esté a disposición del público desde el primer punchline que se dice.

Guridi y Gómez se lucen como los grandes comediantes que son, aprovechando su popularidad para hacer guiños con el público, mientras que Martínez (¡que bien le sienta la comedia!) a medida que avanza el relato rompe con la formalidad inicial para desencajarse en gritos desesperados por intentar volver a un estado previo al descontrol total que se presenta en escena y vuelve a brillar como el gran comediante que es.

Valenzuela disfruta de su personaje y se proyecta en la audiencia con profesionalismo y gracia, al igual que Oviedo, que pasa de un estadío primario correcto a un descontrol total hacia el final.

Las participaciones de Sari y Noya dotan de la fuerza necesaria para que el vodevil avance y hagan, en conjunto, de Tom, Dick and Harry una de las comedias más divertidas de la cartelera local, la que, en tiempos post pandémicos, apuesta al humor y la risa para contrarrestar tanto tiempo de encierro y ostracismo.

Tom, Dick and Harry

Multiteatro Comafi (Avenida Corrientes 1283)

De Miércoles a Domingo a las 21 horas, excepto Sábados y Domingos con funciones a las 2030 y las 22.30

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