
Por Marcelo Cafferata

Sibil Fox Richardson y su marido Rob, toman una decisión que cambiará completamente el resto de sus vidas: ante profundos problemas financieros a principios de los ’90, deciden robar un banco a mano armada por lo que son condenados a prisión y particularmente Rob, al no aceptar un acuerdo, queda condenado a 60 años sin ningún tipo de derechos de reducción de pena.
Es así como “TIME” no solamente se encarga de trazar el retrato personal de Sibil Fox a lo largo del tiempo –siguiendo su historia a través de filmaciones caseras que la muestran desde muy joven- sino que también focalizará en su evolución personal y en los cambios que fue haciendo hasta convertirse en una empresaria que ha podido criar a sus seis hijos, sin abandonar en ningún momento la mirada en la dificultad de poder construir un hogar en la completa ausencia del padre.
Detrás de la cámara, Garrett Bradley traza un diario personal en el que se irán entremezclando temas tan importantes como el derecho a la justicia de las minorías, las falencias del sistema carcelario, la diferencia que se sigue haciendo de acuerdo con el color de piel y lo difícil que es encontrar justicia cuando no se cuenta ni con el poder económico ni con los contactos que tienen otros núcleos con acceso más directo según los vínculos políticos.
De esta forma, el relato se despliega sin dejar ninguna duda sobre la culpabilidad de lo ocurrido, sino que, por el contrario, plantea una historia en donde se pueda hablar sobre la posibilidad de arrepentimiento, de pedir perdón y de salir adelante en la mayor de las adversidades para encarar un proceso de transformación en un rotundo cambio de mirada frente a la vida. En ese sentido, la figura de Sibil Fox Richardson es sumamente atractiva y sirve para mantener el interés en el desarrollo de una historia de lucha, de justicia y de esperanza esperando ese momento definitivo en que quizás tengan la oportunidad de volver a ser una familia sin rejas de por medio.
Nominaciones: Mejor Documental