Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Marcelo Cafferata.

Después de haberse presentado en la temporada 2017 en la sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes y una breve temporada durante el segundo semestre de 2019 en la íntima sala de Dumont 4040, La Savia vuelve ahora como una de las obras que componen el proyecto de llevar consagradas obras del off a plena calle Corrientes.

Un trabajo que le valió, además, a Mirta Busnelli el premio Trinidad Guevara 2017/2018 como mejor Actuación Protagónica Femenina.

El mundo de Elsa

Elsa pasa sus días entre sus plantas y sus libros, y a pesar de reconocerse como una voraz lectora, pareciera más interesada –con su cuaderno y lapicera en mano- en comenzar a despuntar el vicio de convertirse en escritora. O al menos intenta, a través de la escritura, atrapar a sus recuerdos y sus vivencias, para materializarlas en el papel, que pareciera ser la manera perfecta de que no se evaporen, que no se pierdan, para poder darles una entidad y volver a sentir todas aquellas sensaciones.

Rodeada de las plantas que conforman su tupida selva personal, Elsa detesta los cactus (justamente porque es una planta que no necesitaría de su cuidado y por lo tanto no nutriría su ego) y en cambio, tiene como favorita a la llamada “Costilla de Adán”, una planta de hojas frondosas y un volumen considerable, a la que, curiosamente, científicamente se la denomina “Monstera Deliciosa”.

No sólo es su preferida, sino que parece ser la planta que la describe a Elsa de cuerpo entero. Hay en ella una mezcla de delicia y monstruosidad bien entendida, en dosis iguales, según cada situación que la hacen adorable.

Alejada de sus hijos, crea fuertes lazos con la persona que la ayuda con las tareas de la casa y con un vecino que sale a correr y da vueltas cerca de su casa. Dice estar feliz de no vincularse con gente de su edad, sino con esa gente más joven que la revitaliza y la nutre, como esa savia de las plantas que pueblan su jardín de invierno.

Un texto creativamente lúdico

Ignacio Sánchez Mestre crea en su virtuosa dramaturgia, ese micromundo de Elsa, un espacio absolutamente íntimo y personal que invita al espectador a romper algunas de las reglas del teatro más clásico y jugar más con las incertidumbres que con las certezas.

A través del texto, se entremezclan situaciones reales e imaginarias, se fusionan pasado, presente y futuro, recuerdos, sueños, ilusiones y deseos y la dotada pluma de Sánchez Mestre logra fusionar en esta propuesta, todos estos elementos de una forma orgánica, sin que el texto suene forzado o intrincadamente difícil de seguir.

Elsa (nos) va abriendo las puertas de su mundo y paulatinamente conoceremos sus amores, el vínculo con sus hijos, la relación con su ex marido, su pasado en la Universidad, sus pasiones; recorreremos momentos vividos, algunos que parecen pertenecer más a su mundo onírico, que aparentemente surgen de su frondosa imaginación (siendo el encuentro con sus hijos uno de los momentos más logrados) que permiten que una falta de marcación precisa de tiempo y espacio invite, favorablemente, a un juego teatral diferente.

Es así como se entrelazan momentos de mucho humor, con otros de ironía, momentos de poesía con otros de dura realidad y la frescura del texto no evita en absoluto los momentos de profunda reflexión sobre temas vinculares, sobre la soledad, el paso del tiempo, los ideales, la búsqueda del amor, las decepciones y frustraciones, las ganas de seguir viviendo y de no resignar los sueños.

El texto que le entrega Sánchez Mestre a Elsa, es de una exquisitez y una sutileza tal que Mirta Busnelli lo degusta y lo disfruta en cada escena.

Si bien todos recordamos sus inolvidables trabajos en “La casa de Bernarda Alba” en una particular puesta de Vivi Tellas, aquella madre del texto de Javier Daulte “Nunca estuviste tan adorable” o en “Los Padres Terribles” de Cocteau bajo la dirección de Alejandra Ciurlanti, este entrañable personaje que crea en “LA SAVIA”, la encuentra a Busnelli en completo estado de gracia.

Tanto en la calidez del relato de sus recuerdos o en los cambios del humor más desopilante al registro más cascarrabias, desde la dulzura de sus sueños hasta la amargura de coquetear con el tema de la muerte, Busnelli se entrega en cuerpo y alma y compone una criatura que es gozo puro para el espectador.

La acompañan, desdoblándose en un grupo de personajes que sirven para este efectivo juego que plantea Sánchez Mestre en escena, los debutantes Agustín García Moreno y Constanza Herrera que se muestran sólidos y acompañan con acertados trabajos a ese huracán en escena que es Mirta Busnelli.

Para disfrutar más aún de esta nueva puesta de “LA SAVIA” (que pierde en cierto modo algo de intimidad en la empinada sala del Metropolitan2) deben destacarse el exquisito trabajo de escenografía de Laura Copertino y la iluminación de David Seldes (con diseño de set electric a cargo de Raúl Pregilasco) que crea climas que nos transportan y nos sumergen a este particular mundo, del que Elsa nos permite ser parte por un rato.  

POR QUE SI:

«Este entrañable personaje que crea en “LA SAVIA”, la encuentra a Busnelli en completo estado de gracia»

“LA SAVIA”

★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ★ ✩

Sábados a las 20.30

Teatro Metropolitan Sura – Avda, Corrientes 1343  – C.A.B.A.

Compartir en: