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Por Marcelo Cafferata

La  figura de María Callas ha sido abordada tanto por el cine, como por el teatro y la literatura, recordando particularmente “Master Class” de Terrence Mc Nally que, en nuestro país, fue interpretada por Norma Aleandro durante varias y exitosas temporadas.

Adriana Tursi presenta ahora «MARIA, ES CALLAS” con una dramaturgia similar a las que abordó anteriormente en sus trabajos anteriores, como por ejemplo “Felicitas o las niñas mudas”, “Cuyo”, “Cartas de amor y desencuentro” o “Remedios, una mujer sin patria” donde la figura femenina es central. Tursi se sumerge en ese universo de mujeres poderosas recortando uno de los momentos de sus vidas y en este caso, para la prima donna María Callas, elige centrarse en ese particular momento de su carrera, cuando atravesando su enfermiza e irrefrenable relación con Aristóteles Onassis, sufre por amor debido a los vaivenes de la relación sumado al destrato del magnate signado por las infidelidades, mientras va perdiendo el don más preciado que es su voz y de esa forma, ve cómo comienza a hundirse su estelar carrera. .

María está en su cuarto, desesperada, con el teléfono de un lado al otro esperando la llamada de “Ari” que, cuando aparece, se llena de reproches, discusiones, malos entendidos, conflictos y falsas promesas. Aun cuando en esa época no se denominaba de las forma en que se concibe actualmente a una relación del estilo (amor tóxico, adicción al amor), la historia hace hincapié en el derrotero de sufrimiento que instaló esa relación en la vida de la diva, con todos los detalles más oscuros que ya se conocen y que el texto de Tursi prefiere no subrayar, sino sencillamente marcar esa profunda desdicha acompañándola a la protagonista, con una especie de coro griego que rodea a Callas en su sufrimiento (notables composiciones de Pedro Frías –ganador del premio Hugo al mejor ensamble masculino-, Sol Guerrero y Verónica Pacenza) y que va transformando en canciones a ese hondo pesar.

Lo que vemos no es la diva, no es la Callas, sino que la que se encierra en su cuarto es sencillamente María, el personaje privado que se entrega entera a un amor destructivo que diezmó a sus vínculos cercanos y que la puso en las primeras planas de los diarios y de la prensa en general, expuesta a todos los “chismes” y noticias del espectáculo.

Si bien Natalia Cociuffo puede desplegar su talento vocal en algunas pocas canciones que reserva el espectáculo para ella, esos momentos no son los más sobresalientes (de hecho, de algún modo uno se queda con ganas de escucharla un poco más porque su voz es completamente cautivante y logra destacarse en los momentos musicales) sino que “MARIA, ES CALLAS” permite mostrarla como una artista mucho más completa, entregada a un rol sumamente complejo y dramático, en el que logra lucirse en momentos difíciles donde Cociuffo encuentra la dosis justa para transmitir todo ese calvario al que la arrastra esa gran pasión.

La dirección de Tatiana Santana (quien realizó diversos trabajos con Tursi y saben potenciar su trabajo en equipo) logra una excelente síntesis entre el ocaso de la vida personal y el comienzo del quiebre de su carrera que había llegado al punto más alto, transformándola en una celebridad a una cantante de ópera,  que generalmente no suelen considerarse para estar ubicadas en la cima del showbizz. La puesta en escena que concibe Santana es austera y se refuerza con la escenografía minimalista pero precisa de Alejandro Mateo y el diseño de luces de Iván Nirich.

Con estos elementos a disposición, Natalia Cociuffo se apodera del escenario y tiene una fuerza impresionante además de una presencia escénica exquisita. Otro de los rasgos interesante de la puesta de Santana es que no elige ni imitarla ni que el parecido físico sea lo importante, sino que el poder lo tiene la interpretación, lo que va sucediendo y la composición de Cociuffo que transmite ese dolor y esa desesperación por la que atraviesa la diva.

Presentada primeramente en el Centro Cultural General San Martín, ahora puede disfrutarse esta nueva temporada en el Teatro del Pueblo, acompañada por el Premio Hugo que la obra ha ganado sumado a las cuatro nominaciones a los premios ACE que han recogido.  Un delicado trabajo de Cociuffo para una puesta austera y perfecta para volver a ver a la Callas sobre el escenario, no tanto para admirar su voz perfecta y única sino para ingresar en sus zonas más oscuras, viviendo al límite, un amor arrasador.

MARIA, ES CALLAS

Dramaturgia: Adriana Tursi

Dirección: Tatiana Santana

Dirección musical: Rony Kesselman

Con: Natalia Cociuffo, Sol Agüero, Pedro Frias y Verónica Pacenza

TEATRO DEL PUEBLO – Lavalle 3636 – Domingo 16.30 horas.

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