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Por Rolando Gallego

Decidido a convertirse en sinónimo de cine y el gran salvador de la industria post pandemia, Tom Cruise, en esta nueva entrega de la saga que recuperó a un clásico de la televisión deberá enfrentarse, oh casualidad, a villanos que desean controlar el mundo con Inteligencia Artificial.

Ethan Hunt vuelve, siempre vuelve, y cómo no va a hacerlo tras el fenómeno que supuso Top Gun Maverick para Cruise, quien puso manos a la obra en una nueva entrega de Misión: Imposible, logrando en Misión: Imposible. Sentencia mortal. Parte uno, recuperar el espíritu y sentido de la primera aventura, que tuvo, nada más ni nada menos, que a Brian De Palma tras la cámara.

Pero no es sólo De Palma, a lo largo de casi tres horas, la propuesta va cambiando de formato y de género, iniciando con un drama adrenalínico bajo el mar, una de espías en Italia, un duelo con chuchillos arriba de un tren, que lo acerca al western, y hasta la posibilidad de coquetear con la ciencia ficción.

En Misión: Imposible. Sentencia mortal. Parte uno, nada ni nadie es lo que parece, y tras la desaparición de dos llaves que abrirían la posibilidad de transformar y controlar el mundo con Inteligencia Artificial, Hunt comienza una cacería en la que sumará nuevos aliados y seguirá con algunos y algunas viejas conocidas.

Escenas aéreas, un tren a máxima velocidad que se convierte en un arma mortal, un fitito que lucha por servir a sus conductores en una huida en Roma, luchas y más luchas mano a mano que se convierten en coreografías precisas e imprecisas, todo va configurando una experiencia única, adrenalínica que se disfruta de principio a fin.

Y lo interesante del relato, trepidante, plagado de acción, con escenas “imposibles”, sacrificios, recuerdos, amor y desamor, tiene que ver con justamente aquello con lo que buenos y malos desean, tener en sus manos una tecnología que podría modificar absolutamente todo, incluyendo, claro, el cine.

Entonces, independientemente de la grandilocuencia y majestuosidad con la que Misión: Imposible. Sentencia mortal. Parte uno, presenta sus luchas y peleas, en el fondo, sigue hablando de aquello por lo que Steven Spielberg termina agradeciendo a Cruise, defender y salvar de su fin al cine.

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