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Por Marcelo Cafferata

En la apertura de cada capítulo aparece una planta carnívora: quizás sea una excelente síntesis para describir al personaje central de “EL ENCARGADO” la serie que Mariano Cohn y Gastón Duprat estrenaron en la plataforma Star+ con el magnetismo protagónico de Guillermo Francella. Al igual que esa planta exótica, Eliseo, el encargado que hace 30 años trabaja en este lujoso edificio de un acomodado barrio de Buenos Aires, despierta fascinación en alguno de sus vecinos, deslumbra con su presencia y su aparente actitud servicial frente a cualquier evento, pero esconde una oscuridad peligrosa cuyas “víctimas” no pueden ver a simple vista. 

Eliseo lleva 30 años trabajando en el edificio, pero un proyecto pergeñado por el Dr. Zambrano, presidente del Consorcio (brillante Gabriel Goity), de construir una pileta en la terraza, que con otros detalles complementarios sumarán valor al edificio, implicará directamente que tengan que tirar abajo la vivienda del encargado… y por lo tanto, reemplazarlo por un servicio tercerizado de limpieza y proceder a su despido.

Eliseo tendrá que lograr inmiscuirse aún más en la vida de cada uno de los consorcistas, controlando atentamente cada uno de sus movimientos y generando ciertos planes que favorezcan a que su figura se torne imprescindible, para que sumen un voto negativo al proyecto de la pileta, favoreciendo que las cosas sigan tal como están y que se deje de lado esa nueva inversión.

Una vez más Cohn y Duprat despliegan su humor negro y su mirada crítica sobre el costado más miserable que está en cada uno, así como ya lo habían hecho en diversos terrenos del arte: la pintura con “El Artista” y “Mi obra maestra”, la literatura en “El Ciudadano ilustre” y el mundo del cine en “Competencia Oficial”. Ahora clavan su bisturí en los vínculos de poder que aparecen en nuestra comunidad en forma cotidiana, en las relaciones laborales y en la lógica con la que se mueve una determinada clase social acomodada.

Muy emparentado con la oscuridad invasiva de “El hombre de al lado” Cohn y Duprat construyen el personaje de Eliseo con dosis de comedia y de suspenso, apoyados en el thriller psicológico que se manifiesta con más fuerza en aquellas escenas en donde este encargado comienza a presentar un desequilibrio mental perturbador. ¿Cuáles son sus propios límites? ¿Apoyamos a que “El fin justifica los medios”? ¿Cuáles son las barreras que Eliseo parece dispuesto a derribar para cumplir con su objetivo?

En este punto el guion juega inteligentemente, enfrentando a cada espectador a una toma de posición: acompañamos al personaje principal queriendo que triunfe mientras que imperceptiblemente vamos corriendo nuestros propios límites éticos y se va naturalizando esa banalidad del mal que se va filtrando en cada episodio.

Eliseo tiene un arco tan vasto que puede aparecer como el encargado atento y solidario hasta enhebrar un plan Maquiavélico en donde parece no haber ningún freno, coqueteando con el peligro e ignorando algunas consecuencias lógicas, su plan se lleva a cabo “caiga quien caiga”. El enfrentamiento Eliseo-Zambrano (Francella-Goity) es el eje sobre el que giran varios planteos filosóficos modernos y que “EL ENCARGADO” los “baja” al cotidiano, poniendo al espectador en una permanente decisión de juez y testigo: una implicancia voyeur en la que Cohn y Duprat nos involucran y que manejan a la perfección.

Guillermo Francella tiene en Eliseo el aliado ideal para hacer uno de sus trabajos más brillantes, pasando por diversos registros y demostrando que ya no tiene ningún encasillamiento y que puede pararse en un personaje desde donde él elija. Pero el punto interesante de esta serie, es que es mucho más que un simple festival Francella.

Con un casting de excelencia, cada uno de los personajes secundarios tiene un desarrollo que permite que varias de las figuras del elenco tengan su momento de lucimiento: Mirtha Busnelli intentando seducirlo para que pose en una de sus obras artísticas, las conversaciones entre encargados vecinos con Manuel Vicente, la veta romántica que se despliega con el personaje de Moro Anghileri, el ladero del poder que compone Alejandro Paker, las confesiones con Darío Barassi (encerrado en uno de esos tótems de seguridad en la puerta del edificio) y una especial participación de Luis Brandoni que genera la mejor de las químicas.

Pero merecen destacarse los encuentros que tiene Eliseo con la vecina que compone Pochi Ducasse que generan un clima completamente diferente -un oasis de ternura dentro de ese clima enrarecido-, como también ocurre con el costado paternal que le despierta su ayudante, a cargo de Gastón Cocchiarale, personajes que lo enfrentan a Eliseo a su fuerte dualidad, poniéndolo en tensión con sus propios valores morales.

Sin duda lo más disfrutable en los capítulos finales (más marcadamente en el 9 y 10) es el enfrentamiento con Gabriel Goity, un verdadero duelo actoral donde ambos se sacan chispas y el guion vuelca toda su oscuridad y su cinismo, que es el costado más atractivo de la propuesta.

Con once capítulos cortos que pueden verse de un tirón, “EL ENCARGADO” también es atractiva en los rubros técnicos que hacen que el producto tenga una verdadera impronta cinematográfica, y vuelve sobre las obsesiones de estos realizadores, jaqueando nuestra propia escala de valores (como ya lo habían hecho en “4×4”) y poniendo en evidencia las miserias y oscuridades, la deshonestidad y la maldad, lo cruel y lo siniestro que forma parte de la condición humana.

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