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Por Marcelo Cafferata

Javier Van de Couter (el director de “Mia” -2010-) cambia completamente de registro para sumergirse en una historia ficcional pero que a su vez toma elementos reales de una tragedia ocurrida en el pueblo de Carmen de Patagones.

Un adolescente en pleno colegio secundario, mata a tres de sus compañeros y balea a otros cinco, en uno de los hechos más traumáticos que han quedado impregnados en la historia de la ciudad. Pablo Saldías Kloster y Rodrigo Torres son dos de los sobrevivientes reales de esta tragedia y son los protagonistas de  “Implosión” en donde, con esta información, quedarán borrados, a priori, los límites de la ficción y los hechos realmente acontecidos de los que los protagonistas no pueden escindirse.

Pablo y Rodrigo comenzarán un viaje que tiene como vector el encuentro de su victimario, partiendo con información sumamente escasa y comenzando a construir su propio derrotero, tanto de encontrarlo como de ir lidiando con su pasado en todo el trayecto que indiscutiblemente moverá todas sus emociones.

Van de Couter acierta sobre todo en el tramo final de su película, donde gana una mayor seguridad después de un segundo acto impreciso que parece perder el rumbo de la historia, deambulando y con algunos momentos narrativos demasiado episódicos. Cuando retoma el eje de la propuesta, “Implosión” se hace potente en ese retrato de volver a casa como simbolismo de volver a mi propia vida, mucho antes del trauma, mucho después de lo sucedido.

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