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Por Marcelo Cafferata

Por acá Marcelo Cafferata nos trae tres recomendaciones españolas para pasar el calor del verano.

DONDE CABEN DOS

de Paco Caballero

Si hablamos de comedia española con toques sexuales, logrando con las diversas historias un tono coral a través de un gran elenco, todo remite a “KIKI, el amor se hace”, la osada comedia de Paco León.

Caballero no es León, pero dentro de los cánones de un producto divertido y liviano, destila unas cuántas ideas audaces y logra llevar las historias sexuales con intercambios de parejas, sadomasoquismo, glory holes, fantasías eróticas y deseos reprimidos, a un borde en donde logra contarlas sin necesidad de caer en lo explícito, lo grosero o escatológico a lo que muchas veces apelan otras películas.

Todos los relatos giran en torno al club Paradiso regenteado por Ana Milán y dentro del extenso reparto encontramos a Ernesto Alterio, Raúl Arévalo, Aixa Villagrán, Anna Castillo, Álvaro Cervantes y Miki Esparbé entre tantos otros.

Como en toda película coral, hay algunas historias más interesantes que otras y muchas veces, intentar contar tantas de ellas, hace que algunos personajes estén delineados demasiado superficialmente pero “DONDE CABEN DOS” cumple el objetivo de ser entretenida, intentando sortear algunas barreras de la comedia clásica para coquetear con una pizca de picante, aunque no se anime a demasiado, creando algo así como una nueva idea de comedia blanca sexual.

MAMÁ O PAPÁ

de Dani de la Orden

Una de las virtudes que tiene de la Orden como director y junto al equipo de guionistas es que lograr borrar rápidamente la idea de remake. “MAMÁ o PAPÁ” es la versión española de la película francesa de 2015 que logra tomarse con un humor sumamente ácido y políticamente incorrecto, la toma de rehenes que representan los hijos en medio de un juicio de divorcio.

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Generalmente a partir de las rupturas, los hijos se convierten en el botín de guerra de maridos y esposas para determinar quién se quedará con ellos y quien logra alianzas más profundas para dejar al otro de lado y asegurarse el triunfo.

Lo innovador del planteo de esta comedia que más allá de la incorrección, logra momentos realmente delirantes, es que justamente los protagonistas luchan por “sacarse a sus hijos de encima”, de hacer cosas lo suficientemente gruesas para que sus hijos elijan al otro progenitor para quedarse a vivir con él/ella. Algo así como una frenética “guerra de los Roses” para ver quien logra NO quedarse con los hijos y tener el cambio abierto para rehacer su vida, aceptar los nuevos desafíos laborales que aparecen en puerta y tomar las riendas de su libertad.

La adaptación es precisa, divertida, tiene personalidad propia y sobre todo, los momentos de pleno combate entre ex esposos funciona a la perfección hasta en los momentos más hilarantes, debido a que la química entre Miren Ibarguren y Paco León es perfecta y brilla aun cuando la historia en general, y su resolución en particular, no sean un gran hallazgo y sólo sirva como un muy buen vehículo de entretenimiento y, por qué no, de reflexión acerca de lo difíciles que son las separaciones.

FUIMOS CANCIONES

de Juana Macías

La directora de “Bajo el mismo techo” o “Embarazados” se aparta de la comedia clásica para ensayar una comedia romántica que pretende desapegarse de los cánones tradicionales con un estilo que, ya desde las primeras escenas, nos remite al cine de David Trueba, con el eje central en la vida a los treinta y pico.

En este caso, la historia de tres amigas y sus vínculos sentimentales -que puede llegar a tener algunos tintes de la camaradería de “Sex and the City”- hace centro en Maca (María Valverde, la misma que podemos ver en “Distancia de Rescate” también por Netflix) quien lidia entre sus problema laborales trabajando para una despótica y arrogante influencer de moda, y sus devaneos amorosos porque sigue abierta la herida de su ex, Leo (interpretado por Álex González, “Toy Boy” “Vivir sin permiso”) y todo parece dispuesto para la posibilidad de la reconquista.

Los aciertos de “FUIMOS CANCIONES” pasan por una narración dinámica y los efectos que el guion plantea como saltos temporales, intertextualidades y sobre todo, el recurso de romper la cuarta pared y que, en más de una ocasión, Maca le hable directamente a la cámara. Sumado a esto, la química entre Valverde y González también son un punto a favor.

Pero a veces, insistir en querer hacer algo novedoso provoca el efecto contrario: los diálogos no tienen el vuelo esperado, los personajes se muestran sumamente esquemáticos y por momentos se nota demasiado que la adaptación de la novela que originó la idea, es fallida y que lo que en un texto literario puede sorprender, trasladado a la pantalla no tiene la misma solidez.

De todos modos, hay momentos frescos, una mirada del mundo femenino en la dirección de Macías que aporta su plus y un ritmo ágil, pero en todo momento uno espera que la historia explote todo ese potencial, pero sólo sucede en contadas ocasiones, y dejan gusto a poco.   

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