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Por Marcelo Cafferata

Togo. (L to R) Catalina Arrillaga, Diego Alonso in Togo. Cr. Jeannie Margalef/Netflix ©2022

En un momento, Israel Adrián Cayetano fue identificado como uno de los jóvenes directores que lideraron el movimiento que se dio en llamar el Nuevo Cine Argentino, nacido en el primer grupo de directores de “Historias Breves”.

Hoy, todos los que fuimos descubriendo su trayectoria (con grandes títulos entre los que se encuentran “Un Oso Rojo” “Bolivia” “Crónica de una fuga” y la ya mítica “Pizza, Birra, Faso”) sabemos que apuntó a formar una mirada de autor con un lenguaje proprio para cada uno de sus proyectos. Su cine y sus trabajos para la televisión (recordemos “Tumberos” “El Marginal” o “Puerta 7” entre otros) suele estar nutrido de mirada social, con personajes quebrados por el entorno y buscando, de alguna manera, una redención aun cuando desde su mirada crítica (hiper)realista, no todos logren recorrer el camino del héroe.

Después de su última película “El Otro Hermano” y de haberse dedicado por completo a la televisión con “Apache: la vida de Carlos Tévez” o “Sandro de América”, Caetano vuelve al formato del cine rodando por primera vez en su Uruguay natal, con una producción para Netflix: “TOGO” en donde vuelve a presentarnos un personaje que vive en el mundo de la calle, con su marginalidad a cuestas y que lidia con un pasado complejo que aún hoy sigue pesándole.

Diego Alonso (un actor que ya lo ha acompañado en varias producciones y más reconocido como el Pollo en “Okupas”) es Togo, un “trapito” que cuida a los coches en pleno Montevideo, siempre trabajando en la misma cuadra. Su vida discurre tranquila en ese barrio, del que se siente parte e incluso es aceptado y respetado por sus vecinos hasta que la aparición de Mercedes, una adolescente que intenta probar el mundo de la calle, escapando de un hogar de clase alta en donde no encuentra la mínima comprensión de sus padres y entabla un vínculo cada vez más estrecho con Togo.

Esta nueva relación que se genera entre ellos, hace eco en el vínculo que Togo tiene con su hija biológica que se encuentra internada en un refugio para adictos en recuperación, lo que le permite a Caetano (más emparentado con su registro de “Francia”) narrar, al mismo tiempo, una historia vinculada con la paternidad en varias de sus formas.

La cuadra en donde trabajan Togo y Mercedes es codiciada por los vendedores de droga de la zona que quieren marcar su territorio y, para ello, justamente esa cuadra es un punto estratégico y necesario. Togo no solamente no se dejará doblegar por los traficantes que lo presionan a dejar el lugar sino que protegerá a Mercedes y afianzara más todavía ese vínculo, sintiendo la responsabilidad de su protección.

El guion del propio Caetano presenta a los personajes y la problemática en sí de una forma interesante: dos jóvenes se bajan de una moto, disparan repetidas veces al refugio en donde Togo duerme y luego lo incendian. La historia será contada a través de un flashback y volverá elípticamente a esa escena inicial para retomar la narración en tiempo presente desde la mitad del film en adelante.

El clima de tensión y de acecho permanente con una cierta capa de peligrosidad en el aire, está siempre presente y es el gran “gancho” que ofrece para una historia convencional que, narrada por otro director, no hubiese logrado el mismo impacto. Sin embargo, una buena idea con personajes bien desarrollados y un buen planteo inicial, se va diluyendo en algunas decisiones del guion donde abundan las resoluciones demasiados superficiales. Pero Caetano sabe dónde poner la cámara, cómo filmar ese ambiente donde no todos los directores pueden penetrar y atrapa al espectador acompañado por un muy buen trabajo de edición.

Merecidamente, Diego Alonso, tiene un absoluto protagónico, que aprovecha para lucirse, llevando sobre sus espaldas el peso y la responsabilidad de la historia. La composición que hace de su personaje es realmente notable y es lo que rescata a “TOGO“, de algunas situaciones inverosímiles que se plantean en el tramo final. Alonso entiende perfectamente cómo encarar su personaje, adentrarse en cada uno de los matices y tratar de darle otra dimensión que escape el simple héroe de película de acción, para ganar  en las escenas donde se impone un tono más dramático

Caetano / Alonso son una excelente dupla para poder registrar este mundo marginal, por momentos sórdido y oscuro, en donde se plantea con tono de  fábula urbana, una historia de segundas oportunidades, de la posibilidad de integrar diferencias sociales y de la generosidad de los extraños.

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