Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Marcelo Cafferata

Se encuentra disponible en la página de OctubreTV (www.octubretv.com) una interesante selección de filmes latinoamericanos, sobre todo con lo más importante de la filmografía nacional de este último año dentro de la muestra del “Festival de Cine Latinoamericano de Bahía Blanca” y ofrecemos nuestras recomendaciones-

LAS BUENAS INTENCIONES

de Ana García Blaya – Argentina

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“LAS BUENAS INTENCIONES”, ópera prima de Ana García Blaya con fuertes tintes autobiográficos, se permite ahondar en el vínculo de un padre con sus tres hijos atravesando un proceso de separación, dándole de esta manera una voz, una entidad y una relevancia al rol que cumple el padre en la crianza, muchas veces menospreciado o poco tenido en cuenta.

La directora no presenta a ese padre como una figura perfecta ni con la que fácilmente el espectador pueda empatizar en todas las situaciones: se vuelca, por el contrario,  por mostrar todas sus imposibilidades, sus contradicciones, sus zonas más endebles, lo muestra vulnerable y querible a la vez, y allí, lejos de cualquier idealización, es donde el relato gana cuerpo. Una paternidad activa que muchas veces choca con un punto de vista materno que impone -sin quererlo- otros prototipos, lidiando con estereotipos que marca la sociedad como “obligatorios” y con las dudas tendenciosas que se presentan a la hora de ver a un padre desarrollar, con las herramientas con las que cuenta, la tarea de crianza.

La directora pone toda la emocionalidad en juego y pasea sus recuerdos a la orden de tejer una historia completamente narrada desde lo afectivo y lo personal, generando que las situaciones planteadas en el guion suenen tan creíbles y tan naturales que ganen realismo e intimidad.

Ese padre es Gustavo (Javier Drolas), con su desordenada vida privada que se parece más a la de un adolescente tardío que a la de un padre de familia y que  al poner el corazón en lo que hace –aun con una catarata de errores e irresponsabilidades-  llega directo a cada uno de sus hijos,  está amorosamente presentado por García Blaya en cada imagen y se agiganta con la química perfecta que logra Drolas con Amanda Minujín -en el rol de la hermana mayor-, con una complicidad y una armonía que no siempre es fácil de lograr en la pantalla con tanta espontaneidad.

“LAS BUENAS INTENCIONES” cierra su relato con grabaciones, fotos, recuerdos, VHS de los que solemos servirnos para transportarnos a otras épocas, regalándonos un entrañable retrato familiar teñido de una dulce melancolía.

DE LA NOCHE A LA MAÑANA

de Manuel Ferrari – Argentina

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El mundo de Ignacio Roma, arquitecto y docente, tiene más inseguridades que certezas, más dudas que concreciones, si bien no se presenta como un personaje colapsado o en plena crisis, hay algo de un proceso interior que se ha echado a rodar y un cierto desequilibrio que se cristaliza aún más cuando su mujer le anuncia que está embarazada y que pronto van a ser padres.

Dentro de su mundo en conflicto, es invitado a dar una conferencia en la Universidad de Valparaíso y todo lo malo que puede suceder en un viaje, finalmente sucede. Como en una especie de “Después de hora” Scorsesiana, pero muy latina, Ignacio vive una especie de espiral pesadillesco con diversas situaciones, pequeñas sin grandes estridencias, pero que en su sumatoria, lo van complicando todo.

Desde la pérdida del equipaje hasta un robo no muy significativo que van dado marco a la crisis personal que se impone cuando llega finalmente a la Universidad donde tenía que dar su charla y una toma, lo hunde en una especie de “no tiempo” donde Ignacio no tendrá claro qué decisiones tomar. Atrapado en ese espacio suspensorio, algo lo mantiene atado en Valparaiso y elige, de alguna manera, permanecer allí y comenzar un periplo con una joven docente de la Universidad que le ofrece ayuda con abundante tensión sexual a lo que se sumará una propuesta laboral, tan desopilante como atractiva (con una composición muy lograda de Alejandro Goic).

Ferrari encuentra ese humor con una pisca de acidez que atraviesa toda la comedia en diagonal, un humor sin estridencias ni trazos gruesos sino, por el contrario, más ligado a la identificación con las desgracias del personaje principal que se construyen bordeando los enredos y el absurdo. 

Esteban Menis es su mejor aliado para componer a este hombre que con la crisis de los 40 al hombro, vagando por las hermosas calles de Valparaiso –de las que Ferrari evita inteligentemente transformarlas en “postales for export”- va trazando su pequeño recorrido, un personaje que aprenderemos a querer con sus debilidades y acompañarlo en este laberinto dentro de su búsqueda interior.

EL PRINCIPE

de Sebastián Muñoz – Chile

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La ópera prima de Sebastián Muñoz, “EL PRINCIPE” tiene como principal protagonista a Jaime (Juan Carlos Maldonado), condenado a prisión en un momento sumamente particular de la historia chilena, momentos antes de que Salvador Allende asumiese la presidencia a principio de los años ’70.

El guion del propio Muñoz, escrito junto con Luis Barrales, propone ir reconstruyendo los sucesos en un doble juego temporal donde, a medida que el protagonista comienza a ganar un cierto lugar en la cárcel, diferentes disparadores nos llevarán al pasado, para ir conociendo –como piezas de un rompecabezas- el motivo por el cual Jaime ha ingresado tras las rejas. Lo hace a través de ese clima de sordidez y violencia, típico del ambiente carcelario, pero sin caer en ningún trazo grueso a pesar de plantear escenas osadas, reales y muy intensas.

Jaime comenzará a mantener una particular relación con El Potro, quien lidera no solamente su celda sino que tiene una cierta cuota de poder dentro de la estructura carcelaria, narrando no solamente una historia de amor y sexo entre prisioneros, sino también enmarcando una historia de homosexualidad en ese contexto social, tanto dentro como fuera del presidio.

La historia es además un excusa para reflexionar profundamente sobre cuánto ha podido evolucionar la sociedad chilena, y de algún modo Latinoamérica en general, sobre la persecución, el castigo y la sanción moral a la homosexualidad y la presencia latente de la homofobia.

Con un excelente trabajo de diseño de arte y vestuario logran transmitir, junto al trabajo de fotografía, ese ambiente opresivo y degradante de la vida entre rejas con una banda musical importantísima con el tema “Ansiedad” que transmite ese fuerte tono melancólico y doloroso que envuelve en cierto modo a toda la historia con un trabajo de Alfredo Castro como El Potro como uno de los puntos más sobresalientes de “EL PRINCIPE” quien compone con impactantes matices a un personaje que le exige una entrega física y emocional compleja.

Muñoz logra transmitir toda la complejidad de este universo a través de imágenes que invitan a romper con ciertos prejuicios y falsos pudores, para plantear su historia con toda la valentía y el riesgo que se necesitan.

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