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Por Rolando Gallego.

Tras presentarla en el 34 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, finalmente Sabrina Blanco estrena “La Botera”, protagonizada por Nicole Rivadero.

La historia sigue a Tati (Rivadero) en su día a día en la Isla Maciel y en las decisiones que va tomando de una manera realista y casi documental. Blanco debuta con precisión y solvencia en un relato único, del que LUDICO quiso conocer más y por eso la entrevistamos.

¿Sensaciones a la hora de soltar la película?

Es fuerte, porque fue un trabajo de mucho tiempo y de otra índole, no de “estrellato”, sino ligado a un trabajo de campo, de entrar en un barrio, fue otra cosa, fue tan humano ese trabajo que esto es diferente.

¿Cuánto tiempo duró ese trabajo?

Empecé en 2014 a escribirlo, y en 2015 me conecté con el barrio, intermitentemente, pero conociendo el lugar, la gente, conocer a Nicole, trabajar con ella, fue un proceso de investigación más documental para hacer la ficción.

¿En ese tiempo hacías el casting?

Sí, apareció Nicole, no quería que fuera alguien de afuera, llevar el extraño al lugar, no quería generar el artificio, sí en otras cosas, pero no ahí, ideológicamente estaba en mis antípodas, no quería traicionar eso ni al barrio. Hice un taller de teatro para elegir otros chicos, algunos son de allí y otros de la Villa 21 y de La Boca.

«Hay tanta construcción sobre nuestros deseos, que ahora hay que conectarse de nuevo con el verdadero deseo»

¿De dónde surge la idea de contar esta historia y en este lugar?

Yo estudié cine y soy guionista, trabajé siempre en eso, pero por otro lado hice trabajo social en barrios, y cuando empecé a escribir “La botera”, estaba trabajando en la Villa 31 y a partir de eso me interesé en la historia, reflejándome en algo que sentía que había sido duro, invisibilizado, algo que nos pasa en esa etapa a las mujeres y que no se muestra de una manera honesta. Así me interesó la temática y luego Maciel, con una resistencia en particular, y se llama Isla, pero su asociación es a cosas malas, prostíbulos, a que si entras no salís, una mirada estigmatizante, que no fue mi relación con el lugar, siempre entré y salí.

¿Ibas con miedo?

No, iba con respeto, sabía por dónde ir, por dónde no, con Nicole caminábamos por determinados lugares, las fundaciones, la Iglesia, la salita. Me interesaba pensar una historia pero alejada de lugares comunes.

No hay subrayados…

Esa feu una bandera que plantee desde el día uno, gané un Gleyzer y me cuestionaron que no hubiera más violencia en la película.

¿De qué tipo?

Paco, tiros…

Pero la violencia va por otro lado…

Sí, después me pidió disculpas, porque yo sabía por dónde tenía que ir, hay otras realidades, y es una responsabilidad nuestra dejar de ir a los barrios a los pibes para que cuenten cosas marginales. Nicole en su vida, tiene problemas, claro, pero ella no es una chica que no se puede controlar, sus intereses también son otros, como también puede pasar en un barrio, querían que muestre a un pibe robando una bicicleta mostrando un caño, y eso lo sostuve hasta el final de todo.

¿Cómo fue el trabajo con Nicole? ¿Cómo imaginaste sus deseos y sus relaciones?

El trabajo con ella tuvo distintas etapas, pero lo más importante fue mi relación afectiva con ella, relación real, afectiva y vincular, la demanda era no solo en rodaje, sino cada quince días la veía, con las complicaciones, no tiene celular, o sí, pero sin crédito. Esa relación sostuvo todo y pudo abrirse, fue un año vincular, íbamos a comer, nos sentábamos en la plaza, conocí a su familia, luego hubo otra etapa, de  trabajar con ella, su imaginación, porque eso es más de clase media, hay que construirla, ayudarla, porque con tu cotidianeidad vas por otro lado. Ella era muy literal, entonces utilicé espacios lúdicos, en donde ella me cuente cosas y se abra, eso duró un año, y luego sumé a los actores, eso ayudó a vincular y en la última etapa entró un coach actoral.

¿Y lo de los deseos?

Hubo ahí, creo, una transferencia también, más allá del personaje y que trato de ponerme en el rol de él y la vida, Tati y Nicole son erráticas, no hay tanto rulo, piensan con la urgencia, esa era la matriz principal del personaje, el deseo y la fuerza existen y aparecen. Por otro lado parte de mi conexión del personaje es que yo soy ellas, el personaje soy yo misma, escribí desde mí, es difícil escribir desde lo que no se conoce, había cuestiones, como la relación conflictiva con el padre, que eran mías también. Hay algo, también, que tenés que hacer en estos proyectos tan largos, que es la carta de motivación, y en una de esas, la más sentida, empezaba con un ejercicio en el que conté una escena de la primaria en donde mis compañeros de escuela me corrían para tocarme el culo, y yo recuerdo la sensación de no saber si reírme o enojarme, porque eso se confundía con el halago, tuve la sensación de que tenía que pararme, pero no, y está todo tan mal alrededor nuestro, y hay tanta construcción sobre nuestros deseos, que ahora hay que conectarse de nuevo con el verdadero deseo. En Tati está eso también, eso que conté en esa escena.

¿En la carta describías esto?

Sí, era fuerte, pero eso pasaba en la escuela, y después pasaba a otra cosa. En Cinthia (contrafigura de Tati) pasa eso también, en Tati también, desandando ¿qué hay que hacer para ser mujer?, ¿es eso?, ¿o no?

¿Cómo directora viviste algo así también?

Sí, no sé si una anécdota, pero esto vive con una, y ha sido difícil que sientan que yo podía dirigir sin haber hecho antes un corto, por ejemplo, nunca me dijeron nada directo, pero fue un tema, siempre es un tema, siempre hay una mirada, aunque está cambiando. En “La Botera” todas las cabezas de equipo son mujeres y los hombres asistentes, y eso funcionó.

«El personaje soy yo misma, escribí desde mí, es difícil escribir desde lo que no se conoce, había cuestiones, como la relación conflictiva con el padre, que eran mías también»

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Cuando terminé empecé a conectarme con otro proyecto, porque son procesos largos, “La Botera” tiene la energía que es la primera película y todo es por primera vez, y todo es un regalo. Nicole en el proceso se volvió una actriz, en el último corte, la última escena sentí eso. Los premios llegaron antes. Quiero que la vean, que le vaya bien y que les genere algo. Me entusiasma todo, pero yo ya gané.

¿Ella te hizo devolución de la película?

Ella tiene algo muy inocente.

PH: INCAA

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