Por Rolando Gallego
Ya se encuentra en los cines de todo el país la nueva película de Rodrigo Guerrero, Salvajes, protagonizada por Beatriz Spelzini y Luis Gnecco. Para conocer más detalles de la impactante propuesta, que indaga en los límites que se viven en situaciones extremas. Hablamos con el director para saber más de la película.
-¿Cómo fue para vos, como realizador, salir de una película como Siete Perros y entrar en Salvajes?
-Sin dudas fue un gran desafío profesional. `Salvajes´ tiene elementos de género, acción y violencia que nunca había experimentado como realizador. Explorar y poner a prueba nuevas dinámicas formales, narrativas y técnicas fue un viaje apasionante la verdad. Por suerte el equipo que me acompañó, sobre todo DF, Asistente de dirección, directora de arte y director de sonido me ayudaron mucho a diseñar las escenas que me resultaban más complejas. Veíamos referencias y probábamos cosas en la locación que por suerte tuvimos disponible a tiempo completo dos o tres semanas antes del rodaje.
-¿Qué disparó la película?
-El germen inicial de la película fue una situación de robo que vivimos con mi familia hace ya varios años. Una noche entraron a robar a la casa de mis viejos y uno de los pibes, el que tenía que cuidar que mi madre y yo no hiciéramos nada, fue muy amable con ella, le preguntaba si estaba bien, si necesitaba algo, incluso le ofrecía agua y le dio algo para apoyar la cabeza en el piso. Esos gestos de tanta cordialidad en una situación tan violenta para nosotros me quedaron dando vueltas en la cabeza mucho tiempo. De esa situación surgió algo del guion que después desarrollé. Obviamente después la historia se profundizó por otro lado, pero hay algo de estas situaciones de violencia social en las que estamos inmersos (todos los sectores sociales) que sin dudas son el eje temático de la película.
-¿Cómo fue el proceso de casting para los personajes?
-En relación a Beatriz Spelzini, pensamos en ella desde la primera versión de guion, desde que comencé a escribir esta película estuvo la idea de trabajar con ella. Creo que hay algo particular en ella como actriz y como persona que le otorga al personaje una cualidad muy singular. En el caso de Luis Gnecco, la posibilidad se concretó cuando avanzamos con la coproducción chilena. Teníamos que incorporar talento de ese país y Luis es un gran actor, la verdad fue un lujo contar con su participación. Y tanto Taty como los otros pibes del robo resultaron seleccionados de un intenso casting que realizamos acá en Buenos Aires. Siempre nos interesó que esos personajes fueran interpretados por personas que tuvieran cercanía con el entorno social que estaban representando. Creo que hay cosas que se traen en el cuerpo y en la experiencia de vida que muchas veces son muy difíciles de “actuar”.
-¿Cómo supiste hasta dónde llevar el relato, sabiendo que es una película que iba a incomodar al espectador?
-La definición del relato es un proceso arduo que se va dando a lo largo de todo el proceso, empezando con el guion, transitando el rodaje y tomando decisiones en la sala de edición. Creo que en el proceso de montaje nos decidimos por volver la película un poco más criptica en relación a las informaciones/motivaciones de los personas y eso quizás vuelve la película más incómoda, porque a veces como espectador tenés que completar ciertos aspectos de los personajes o ciertas circunstancias posibles y muchas personas no siempre se ubican bien en estas propuestas. Además, siempre entendimos la película como un búmeran donde quienes inicialmente son víctimas en el devenir del relato se transforman en victimarios, y es lógico que ese tránsito incomode un poco. Es parte de la propuesta y nos hacemos cargo.
-¿Cómo fue la experiencia de rodar en Mendoza?
-La verdad que el apoyo del gobierno de Mendoza posibilitó la realización de la película y la volvió posible. Grabamos 5 semanas y gran parte del equipo técnico como así también roles del elenco, son mendocinos. Fue una gran experiencia para mí, nunca había rodado en otra provincia. Cuando grabamos en Venezia el pequeño equipo que viajó fue gente de Córdoba con la que ya había trabajado. En este caso conocí mucha gente muy profesional y siento la experiencia muy satisfactoria la verdad.
-¿Expectativas por el estreno?
-Espero que la película movilice en algún sentido a los espectadores, que los lleve a lugares de reflexión que, en los tiempos que corren, me parecen necesarios. Incluso a aquellas personas a las que la película incomode o inquiete espero pueda llegar a reflexiones sobre los roles sociales en los que convivimos y donde todos somos, de diferente manera y en diferentes momentos, víctimas y victimarios de esta violencia en la que estamos inmersos.
-¿Estás con algún nuevo proyecto?
-La verdad es que el panorama a futuro se vuelve muy incierto. La actual gestión del INCAA nos está aniquilando. Es muy difícil en este momento proyectar nuevos rodajes a corto plazo. En lo personal tenía un proyecto para rodar este año, una película que iba a codirigir con Paula Lussi (protagonista de Venezia, guionista de Siete perros) pero el INCAA nos denegó un pedido de prorroga y pretenden darnos la caducidad de la declaración de interés del proyecto. Lo estamos peleando porque teníamos otorgado un anticipo de subsidio por el mismo INCAA que ahora se quiere desentender del proyecto. Veremos cómo termina todo. Ojalá podamos rodar la película.