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Por Rolando Gallego

Atresplayer internacional, plataforma de streaming de Atresmedia Internacional, estrenó ayer La Novia Gitana, la serie de ocho episodios basada en la novela homónima de Carmen Mola, protagonizada por Nerea Barros, de la que participa Darío Grandinetti. Con ella hablamos para conocer más detalles de la serie y de su ingreso al mundo de la actuación.

-¿Cuándo supiste que querías ser actriz?

-Desde el principio, no sé cómo decir esto, pero desde el principio, no sabía lo que era ser actriz. Pero siempre he sentido una pulsión creativa desde muy pequeña. Yo tuve una personalidad muy diferente a la de Elena Blanco. Elena Blanco es todo cabeza, está todo el rato en mente, justamente por eso puede seguir viviendo, porque es una mujer que si no se habría matado, porque persiste viva y haciendo lo que hace porque cree que su hijo está vivo y va por él. Yo soy una persona súper emocional, siempre he sido así desde muy pequeña, por eso soy actriz, por eso soy directora, por eso soy bailarina, por eso, porque tengo que expulsar drama y emoción por los lugares y transformar eso en creatividad. Desde pequeñita yo creo que era súper libre, luego vino el colegio y me jodió, vino el colegio y se me fue coartando la movida, porque ahí te empiezan a poner todas las caretas que debes poner y tú, ¿qué careta? Pero yo no la quiero, socorro. Y luego para poder ser creadora otra vez tienes que romper una a una para poder ser un poco más libre y tardas a lo mejor media vida en eso. Pero desde muy pequeña yo tengo recuerdos, sobre todo eran impulsos, yo recuerdo el recuerdo más temprano, que siempre lo cuento, era en el pasillo de arriba de la casa de mis padres, que tiene dos pisos en la aldea, en Santiago  de Compostela, por eso soy gallega, allí de repente con la bata de mi madre, de esa con guruños que llevaba años y años con ella, los tacones de los 80 de mi madre que estaban tirados en algún desván, y hablando con las paredes, yo ahí era hiper feliz y súper libre y mis padres que habían tenido una hija de rebote después de 12 años del último, dijeron Dios, nos ha salido súper loca, y la primera vez que pude llevar y que me sentí realmente yo por primera vez fue haciendo un personaje, en este caso no me quedaba otro, estudiaba en Compañía de María, hice de la Virgen María en el nacimiento, en Navidades, yo tenía unos 6 años ni llegaba y estaban todos los espectadores creyendo que el muñeco que llevaba era de verdad y me sabía el texto de todos, siempre he sido actriz, no he sabido y no se lo he comunicado a nadie por una fustigación gallega también de humildad, de quién eres tú, de no sé qué, porque además no confías, no crees, hasta que tuve unos 13 años que me dieron mi primera peli, soñaba con que alguien me descubriera.

-Hoy te podemos ver en un personaje como el de Elena que te ha tocado interpretar dos veces, eso debe ser raro para un actor, volver a un personaje…

-Pero es tan guay, es muy guay, porque claro, no es un departamento estanco, además es un tipo de serie que tiene unos guiones impecables, que tiene un arco de personaje tremendo, que La red púrpura es una locura, de principio a fin. La novia.. tiene estos capítulos que claro, está toda la etnia y el pueblo gitano, hay que presentar toda esa idiosincrasia, también la estética de la serie, la nebulosa, el no sé qué, el crimen, los personajes, la vaca, hay que presentarlo y luego empieza y en el 8 dices no me fastidies, no me la pares aquí. Pero es que La red púrpura empieza aquí arriba y no acaba, no hay llanos allí y aparte empieza muy gore y muy fuerte, porque ya se va a la deep web de verdad y se va a la red púrpura de verdad, a lo que está por debajo de todos esos vídeos de locura y eso es muy loco, imagínate y aparte La novia gitana es como Elena Blanco transita esa muerte de esa chica, de esas dos chicas y de esa niña como si fuera su hijo, como si esa madre fuera ella. Hay todo un paralelismo en la temporada pero en la segunda es Elena Blanco, la deep web es Elena Blanco y el conflicto de Elena Blanco y es tremendo y acaba tremendamente. La nena, vamos a rodarla ahora y es como bueno, ha explotado, ha explotado, todo lo que tenía que explotar ya ha explotado y nos pasa. Yo en la primera me levantaba todos los días, me ponía el pantalón en mi casa, el pantalón de Elena a las botas, la chupa y me salía de mi casa, solo me cambiaba el jersey cuando llegaba al set, porque necesitaba entrar en Elena, soy Elena Blanco, no podía ser yo, tenía que entrar en una cosa totalmente diferente.

-¿Salir era difícil? Porque por ahí entrar te costaba y ¿salir era más fácil?

-No, ¿sabes por qué? Porque yo todo el rato quiero intentar ser yo y fuera el personaje, yo lo intento, yo veo muchos actores que dicen yo salgo y entro súper bien, digo qué suerte, porque yo lo intento, yo digo ven, salgo Elena Blanco, pero siempre hay residuos, aunque ya me identifico, siempre hay residuos, sobre todo en personajes así, que te dejan ahí flotando, que flipas, yo muchas veces le he dicho al equipo, chicos no me aguanto a mí misma, no me soporto, porque hay días que son muy hardcore, entonces aunque es guay, mi personaje es guay porque es de cabeza y no sé qué, hay días que entra en emoción y se revienta todo, que yo no me aguanto, por lo que sea se me ha sumado la cosa y no me aguanto.

-Llegas a tu casa y ¿qué haces? ¿Pones música? ¿Te das una ducha? ¿Un baño?

-Ay, ojalá tuviera tiempo. O sea qué pasa, que llegas reventado porque a veces con el traslado a lo mejor estás 14 horas o 16 horas, que toquen por ahí, y en La red púrpura a lo mejor libre en cuatro días de seis meses, entonces estás ahí, no te da tanto tiempo. Yo el personaje lo saco, me doy una ducha, lo que puedo, muchas veces me meto en la cama porque estoy reventada, porque estoy muy cansada y muchas veces llega el fin de semana y lo dedicas a dormir mucho porque tienes mucho cansancio acumulado a lo mejor, pero es tan divertente, por eso lo hacemos, es que es tan divertido, no hay nada que merezca más la pena, me divierte muchísimo mi profesión, es lo que más me gusta en el mundo.

-Y en el caso del cine, antes te decía esto de la conexión con Argentina, La isla de las mentiras es también una película muy intensa, contando esta historia entre los dos países, la inmigración y demás, ¿pero cómo es la preparación del cine, es distinta?

-No, aparte piensa que ahora las series y el cine es prácticamente lo mismo, lo que es diferente de preparación es el teatro. En La isla de las mentiras estuvimos un mes y medio preparando todo.

-Y Darío Grandinetti que nos une…

-Por supuesto. Lo amo.

-Nosotros se los prestamos un poco…

-Como amo a Darío, madre mía, que se vean la primera temporada, que van a ver cómo acaba la primera con Darío y yo, que hemos hecho unas secuencias de acción tremendas, muy tremendas, y no puedo contar nada, lógicamente, porque no se puede, porque está al final de la primera, pero van a flipar, porque es muy rocambolesco y muy interesante. Darío y yo hemos pasado de todo, hemos pasado las inclemencias del clima gallego en Isla Protegida con caballos y garrapatas, y hemos pasado La novia gitana, pero nos queremos un montón, yo lo quiero un montón, y es un actor del que recuerdo que en La Isla Mínima, la primera vez que rodé con él, tenía tanto miedo que me titubeaba la voz, yo era prota, venía de rodar no sé cuántas veces, y de repente entra Darío, y no podía decir la frase, no podía, creo que esto no se lo he dicho nunca.

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