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Por Marcelo Cafferata

Muchos la conocerán por sus éxitos televisivos (“Educando a Nina” “Patito Feo” “Farsantes” o “Para vestir santos” con la incursión de Javier Daulte en la TV), algunos por sus participaciones en el cine, pero quienes hayan seguido detenidamente la carrera de Griselda Siciliani en teatro, saben que tiene una presencia escénica única y que ha tomado riesgos en cada una de las puestas en las que participó.

Absoluta revelación del circuito off, en 2003 arranca junto a Virginia Kaufmann en un dúo que mezcla el humor irreverente y la comedia musical en “Tan Modositas”, al que le siguió “Quiero llenarme de ti”, un homenaje a Sandro. Fue la protagonista de “Sugar”, formó parte del elenco de “Sweet Charity”, tuvo su paso en la revista con “Revista Nacional” pero su trabajo en “Hermosura” con el grupo El Descueve y “Corazón Idiota”, aquel espectáculo junto a Carla Peterson,  le permitieron demostrar no sólo su enorme talento sino también su ductilidad para asumir diferentes roles en escena y brillar como actriz, cantante y bailarina.

Una actriz que perfectamente podría instalarse en la zona de confort que le brinda la popularidad que ha logrado en la televisión, asume sin embargo el peso de un espectáculo en donde es la figura central, y que le exige una entrega muy particular mezclando algunos textos cercanos al unipersonal, la danza, el humor y el teatro físico. En “PURA SANGRE” se lanza sin red a los textos escritos por Jorgelina Aruzzi y las coreografías de Carlos Casella, para hablar del amor, signado por ciertos mandatos sociales y culturales, desde un lugar de desparpajo y “a calzón quitado”, espontáneamente y sin caretas.

¿Hasta dónde puede llegar uno con tal de encontrar el amor? ¿Cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar sólo por estar acompañados? ¿En esa búsqueda, a veces desesperada, medimos las consecuencias? ¿Elegimos o nos conformamos sólo con que nos elijan?

Para reflexionar junto con el público sobre estos y algunos otros tópicos, la escenografía propone el encuentro en un establo (que funcionalmente trabaja en dos alturas diferentes y se va transformando según lo que requiera la puesta) donde la figura del caballo/yegua pura sangre permite diferentes interpretaciones y propone asociaciones libres: la libertad, domar y ser domado, las carreras, la victoria, la potencia, el semental, lo animal, lo pulsional.

Allí, en esta caballeriza montada en escena, Siciliani despliega toda su capacidad para transformarse en una y varias a la vez: es la mujer empoderada y la que es fragmentada por la vulnerabilidad de tener que cumplir con los mandatos a cualquier precio. La que parece llevarse el mundo por delante y la que queda presa del fantasma de la soledad, la seductora, la seducida, la que no encuentra su lugar y la que se siente descartable. Una y todas en un mismo espacio, interactuando con un grupo de bailarines que salen a su cruce y a su encuentro: un equipo muy compacto en el que se destacan las participaciones de Hervé Segata (con su atractivo acento francés invadiendo el corral) y Eddy García (a quien vimos en “Todo Piola”).

Si bien el texto, por momentos, no logra deslumbrar como lo hace la coreografía, el uso del espacio y la destreza que logra Siciliani con su expresión corporal, hay algunos divertidos juegos de palabras que la protagonista capitaliza para atraer al público. Hay algunos fragmentos en los que el texto se vuelve innecesariamente burdo, aunque Siciliani se lo apropia de una manera tal que lo atraviesa con su carisma y hace olvidar ciertas imperfecciones y que compensa con creces cuando se expresa de las otras formas que el espectáculo explora y propone.

El abandono, el desamor y el rechazo, la falta de dignidad en el encuentro con el otro, la intención permanente de complacer y agradar y la manipulación de los sueños versus la realidad, son algunas de las aristas que aborda “PURA SANGRE” en una propuesta completamente distinta a lo que suele ofrecer el circuito comercial, tomando riesgos y exponiendo las reglas del amor sin ribetes edulcorados ni idealizaciones. Prefiere atravesarlo con la acidez de un humor cítrico, el dolor que nos traspasa y una mirada realista en los tiempos de la falta de compromiso y del amor líquido.

Y Siciliani es una verdadera pura sangre, una todo terreno.

“PURA SANGRE, el amor es un monstruo”

Funciones de Miércoles a Domingo

Multitabaris COMAFI – Avda. Corrientes 831 – C.A.B.A.

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