Por Marcelo Cafferata
Después de varias y exitosas temporadas, Dennis Smith (también autor de textos como “Eye y yo” “Dos hermanos” o “Sally una farsa”) vuelve, en esta ocasión al Camarín de las Musas con su díptico más personal, «NEGRA»/»LOS ABRAZOS HUECOS», en donde bucea sobre sus vivencias, sus recuerdos y encuentra en su dramaturgia, un vehículo ideal para reconstruir y dialogar con su propia historia.
En “NEGRA” –una obra que tuvo sus primeras temporadas allá por el 2012- Dennis se encuentra imbuido en el glamour de Miami, en una sala de espera que contrasta totalmente con el resto de la ciudad, quizás haya encontrado el único lugar carente de ese espíritu frívolo y desenfrenado que invade la ciudad, para hacer su catarsis personal.
En esa espera, desesperante y disparadora de todo tipo de ansiedades, como sucede con cualquier situación de espera, Dennis comienza a hablarle a su grabador y a “bajar a tierra” todos esos recuerdos que van apareciendo: como si ponerlos en palabras y dejarlos grabados con su propia voz, le otorgasen una nueva entidad, le dieran cuerpo a algo que sólo formaba parte de un pensamiento más etéreo.
De esta forma, a medida que aparecen esas sensaciones de tiempos familiares vividos, de un pasado compartido, Smith va desnudando su alma y logra una conexión emocional muy particular con el espectador, demostrando una vez más esa enorme capacidad de saltar de la angustia a la carcajada, sin perder en ningún momento ni la profundidad, ni el sentido del relato.
Ese racconto que se transforma en una mezcla de experiencias dolorosas y recuerdos entrañables, se va completando con covers de canciones populares –en las que el espectador puede reconocerse porque se trata de temas popularmente muy conocidos como “Todo Cambia” o “Paisaje” -, a los que Dennis echa mano porque ilustran perfectamente los diversos estados emocionales por los que transita el protagonista.
Tanto en la narración, pero por sobre todo en los momentos en los que apela al Dennis cantante, Smith demuestra un magnetismo arrollador, una voz privilegiada y la posibilidad no sólo de transmitir sus sentimientos mediante un texto de su autoría sino también prestándole el cuerpo a canciones y atravesando con su ironía y su sentido del humor, temas que no son tan fáciles de digerir.
Así en “NEGRA” se habla de las despedidas, de la muerte, de los recuerdos, de los mandatos de una forma natural y ausente de toda solemnidad, apelando al ritmo de comedia como salvavidas para atravesar el dolor y las tormentas emocionales.
Sin perder ese sentido del humor que se constituye en su marca registrada y completamente presente como parte central de su dramaturgia, en “LOS ABRAZOS HUECOS” junto a Nacho de Santis, se permite recorrer en unas pocas “sentadas” la historia de una pareja.
Partiendo de la típica formula “chico conoce chico” –más precisamente en un Starbucks-, Dennis Smith evita completamente cualquier lugar común y nos presenta un texto que apuesta completamente al juego, a lo lúdico, a desplegar su creatividad en escena de forma tal que un tema tan revisitado por el cine y el teatro en múltiples ocasiones como es el recorrido de una pareja desde que se conocen hasta su separación, es contado de una forma novedosa y sumamente atractiva.
Esas “sentadas” –momentos en los que los protagonistas se sientan y vuelven a representar momentos trascendentes de su vida en pareja- se van intercalando una vez más con canciones originales que Smith ha compuesto para la obra.
Si bien la complicidad que gana con el público rompiendo algunas convenciones teatrales y “olvidándose” por momentos de la cuarta pared genera una adhesión inmediata con la historia, cuando aparece su faceta de cantante despliega su mejor versión.
Brillantemente acompañado por Nacho de Santis y Agustín Buquete en la musicalización, Smith nos sumerge en una dolorosa melancolía que propone “La mitad que me queda” (“saber qué fue que paso / cuándo fue que me perdí en la mitad de los dos / ahora soy la mitad que me queda sin vos / tengo que aprender a sobrevivir / siendo la mitad que me queda sin vos”), la dulzura esperanzadora de “El tobogán” (“no se puede vivir toda la vida con miedo / yo prefiero saltar / saltar y ver que hay / al otro lado del tobogán”) o la ironía propia de la ruptura que destila en “Ojalá” (“Ojalá recuerdes que yo nunca te quise olvidar / ojalá que te acuerdes de nosotros, de eso que teníamos que no va a existir más”).
En cada una de esas canciones invariablemente emociona, conmueve, llega a transmitir toda la mansa tristeza de un adiós, en esos momentos donde sólo existen “LOS ABRAZOS HUECOS”, abrazos que se volvieron rutinarios, vacíos, dolorosos y que imponen una despedida, un hasta luego o un más profundo adiós.
“NEGRA”
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Sábados a las 19.00
“LOS ABRAZOS HUECOS”
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Sábados a las 20.30
Camarìn de las Musas – Mario Bravo 960 – C.A.B.A.