Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Marcelo Cafferata

Demoliendo todas las estructuras y volviendo una vez más a bucear en la búsqueda de un lenguaje narrativo novedoso y que propone el diálogo del cine con otras manifestaciones del arte, es un placer poder encontrase con este último trabajo de Daniel Rosenfeld (imposible no haberse dejado cautivar por otros de sus trabajos como “Saluzzi, ensayo para bandoneón” “La quimera de los héroes” o “Piazzolla, los años del tiburón”), “ENSAYO PARA GÜEMES” que podrá disfrutarse en Canal Encuentro y también en el Cine Gaumont, con motivo de conmemorarse los 200 años de su fallecimiento.

El talento de Rosenfeld se encuentra con la exuberancia de ideas y las diferentes capas a las que nos tiene acostumbrados Mariano Llinás –en este caso, coguionista del trabajo-, conformando  ese atractivo abanico con una amplia variedad de estímulos y texturas que se van desplegando frente a nuestros ojos.

Olvídense por un momento del relato histórico tradicional, narrado como si fuera el Manual del alumno Bonaerense o el libro de Ibáñez que nos tocó en suerte en el colegio secundario. Rosenfeld parece empecinado (¡por suerte!) en no visitar ni un solo lugar común y no darnos más referencias que algunas placas que nos ponen en situación.

Luego de la Primera Junta de Gobierno de 1810, cuatro años después, comienza la movilización de algunos de los sectores sociales en las provincias de Salta y Jujuy frente a los ataques españoles. Ejército versus realistas, comienza a surgir la figura del General Martín Miguel de Güemes quien, junto a sus gauchos, impidió el avance de los realistas y permitió de esta forma que las Provincias Unidas declarasen su independencia y que San Martín pudiese preparar y llevar a cabo la Campaña de los Andes.

Rosenfeld y Llinás rearman la figura del caudillo a través de una propuesta tan lúdica como creativa: una dramaturga (exquisita Mercedes Morán) y un actor (Leonardo Sbaraglia) preparan una puesta teatral utilizando como disparador el famoso cuadro “La muerte de Güemes” que Antonio Alice pintara en ocasión del Centenario y que formó parte del suntuoso festejo.

Dividida en cuatro potentes capítulos que marcan ya desde este punto de partida un sesgo literario, la propuesta se nutre de una vasta diversidad de ideas frente a la construcción de un hecho estético.

Hay miniaturas, maquetas para representar esa intertextualidad con la que se juega permanentemente, juegos de sombras proyectadas en un telón y  colores que explotan dentro de la misma tela, fragmentos de poemas y la idea de un tableau vivant como centro de la experiencia.

¿Es cine? ¿Es teatro? ¿Hay trazos marcadamente literarios? ¿Irrumpe la pintura con un rol preponderante dentro de una propuesta cinematográfica? ¿Cuál de todos estos universos predomina?

La inteligencia puesta al servicio de “ENSAYO PARA GÜEMES” hace que sucedan todas esas cosas al mismo tiempo, que las capas y las tramas se superpongan sutilmente. Aparecen también los relatos de una voz en off exploratoria y, en el capítulo final, el rescate de esas cartas que ponen en juego un discurso epistolar ya perdido, siguen generando nuevos climas para que luego, el cuadro, el museo, las obras de arte, los alumnos explorando y una historiadora de arte (en la piel de Martina Garello) poniendo a disposición su conocimiento, nos permitan ir (re)construyendo esa representación de la muerte de Güemes y explorar, a partir de otras sensaciones, estos hechos históricos.

Rosenfeld aprovecha para apuntar también sobre el ego del artista (como cuando el personaje de Sbaraglia pide que le aporten más “letra” para su propio lucimiento), los juegos de palabras (el personaje de Vidt a cargo de Walter Jacob permite la humorada del encuentro de Güemes y Vidt, como una esquina famosa del barrio de Palermo) que encuentra una interesante reflexión en la deconstrucción de esa típica frase “los gauchos de Güemes” para poder darle un verdadero sentido en “el Güemes de los gauchos” y su verdadera impronta en todo un movimiento donde se vieron representado por su líder.

ENSAYO PARA GÜEMES” es otra forma de ver al héroe, de acercarnos esos fragmentos de nuestra historia, de volver a contar lo ya transitado pero de una manera completamente nueva. Es ese ejercicio creativo tan necesario de abandonar por completo el rígido esquema del documental de manual donde muchos directores encallan, para dejarse llevar por la intuición, la sensibilidad y las emociones y que fluya un campo diverso y creativo que, como espectadores, agradecemos y celebramos.

POR QUE SI:

» Búsqueda de un lenguaje narrativo novedoso y que propone el diálogo del cine con otras manifestaciones del arte «

Compartir en: