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Por Luis Kramer

Para los fanáticos de cierto cine argentino de los 80´s y de los 90´s, Néstor Frenkel ha preparado en Los Visionadores (Competencia Argentina), un divertido compilado de segmentos de films de dicha década en los que se puede observar la ideología de ese momento.

Los diálogos que parecen haber sido escritos por un mismo guionista, ya que se replican de film en film, un jugoso contrapunto de Ranni contra Ranni, el actor de ese momento, y un festival de escenas bizarras y absurdas que son adictivamente seguidas por los dos protagonistas del documental: Federico Rotstein y Santiago Calori, el último de los cuales fue el Responsable del film Un Importante Preestreno del año 2015.

El objeto de culto aquí es el VHS y los exóticos títulos que solían adornar las góndolas del recordado Blockbuster, los que en hilarante contrapunto son consumidos y devorados cual atractivo estupefaciente.

Los Visionadores representa un vuelo creativo a las imágenes visuales de ese período histórico en el que hasta los grandes estudios filmaban contenidos olvidables e ideológicamente condenables.

En Noches Especiales se pudo visualizar el documental de Natalia Labake, La Noche Dormida, valiente testimonio de una integrante de la familia del mismo nombre perteneciente al ala derecha del peronismo, en el que se desgranan con videos caseros, el esplendor político de Juan Gabriel Labaké, abogado además de los ex presidentes Carlos Menem y Mariá Estela Martínez de Perón y su orgullosa esposa, quien lo  acompañaba en todos sus actos y apariciones políticas.

Resulta además significativo el trato hacia las mujeres de esa familia, las que solían ser desplazadas en sus opiniones y representatividad, todo ello documentado con feroz precisión.

La aparición de la madre de Natalia, en primer plano, dando cuenta de ese vacío y relegamiento de su persona y su tía Bibiana, confinada a un geriátrico y a su propia suerte, conforman el corazón de este film que se permite una autocrítica desde el mismo seno familiar.

Como film de Clausura se seleccionó a un permanente integrante de este festival Rafael Filipelli y su film No Va Más

Pese a que fuera anunciado en la conferencia de prensa del festival como un film sobre la pandemia, es de destacar que fue filmado mucho antes, si bien todo lo que allí transcurre remite al encierro.

Observamos a un Rafael Filipelli lidiando con su vejez, con su pérdida de memoria, con su angustia, pero también a un Filipelli ceremonioso, amante de sus libros y poemas, sus composiciones musicales preferidas y sus vasos de whisky desperdigados por todo el departamento.

Saboreando de su autoimpuesto aislamiento y, al mismo tiempo, renegando de su soledad, probándose un sinnúmero de corbatas que tal vez nunca más usará y atendiendo llamadas que son dirigidas a otras personas.

No Va Más podría aparecer (aunque ya anunció que está filmando otro proyecto) como el legado de este director que reivinidca una manera de hacer cine.

En la sección Discos, aparece Acid Mothers Reynolds: Live and Beyond de Alejandro Maly, un film que ya había tenido su propio estreno a través de Youtube, y que es la excusa perfecta para poder desarrollar todos los sentidos en fogoso intercambio con la pantalla grande ya que el documental en cuestión registra los recitales por separado en primer lugar de la banda japonesa Acid Mothers Temple en Niceto en Noviembre de 2017 y luego de Reynolds, banda liderada por Miguel Tomasín, y todo lo que allí ocurre es mágico y visualmente hipnótico, sólo la música y las poderosas imágenes en furioso rojo y electrizante Neón.

Luego, el acople de ambas bandas zapeando, y una magnética fusión que diera por resultado el disco que lleva como nombre el título del film.

También se registra la performance de Acid Mothers en la Casa del Bicentenario en el mismo año en armónico contrapunto con una improvisada propuesta de sonidos y colores.

Se incluyen como notas de color entrevistas a los integrantes de Reynolds con disparatadas reflexiones sobre el nombre del grupo y el futuro de la banda.

Teoría Social Numérica de Paola Michaelses el corto de apertura que narrado en off por la maravillosa voz de la actriz Marta Lubos desgrana recuerdos de la infancia a través de material de archivo fílmico todo ello en clave numérica donde cada personaje es un número que a su vez abre una historia y un sinnúmero de posibilidades predictivas en torno a cada uno de ellos y sus chances de destino en combinación con otros referentes numéricos (personas) adaptables a él.

Todo ello está desarrollado a través de la técnica found footage en el que se entremezclan imágenes con percepciones y apreciaciones sobre el pasado, presente y futuro en una sabrosa y ajustada síntesis acerca del tiempo y la emotividad que de él emana.

Rancho (Competencia Argentina) de Pedro Speronise constituye como un registro de un grupo de presos en una cárcel de máxima seguridad. Al igual que muchos antecedentes fílmicos en torno al tema, este documental logra invisibilizar la cámara para permitir que afloren las emociones, las reflexiones, las dudas, las contradicciones de un grupo de reclusos en torno a sus vidas y al posible futuro que los seduce.

No hay juicios de valor en torno a los reclusos, lo que sin duda, beneficia el corpus de esta obra, sino que por el contrario, son ellos, los silenciosos protagonistas de un devenir cotidiano, quienes comparten entre sí sus experiencias, sus recuerdos y hasta sus olvidos.

El film dispara muchos interrogantes, todos ellos fuera de campo. ¿Para que debería servir un penal de máxima seguridad? ¿Qué efecto debería operar en sus internos? ¡En qué consiste la política carcelaria? Todas preguntas que deberán ser completadas por el espectador.

En Noches Especiales también se pudo asistir a la proyección de Amor Bandido de Daniel Werner, una extraña conjunción de coming of age, thriller erótico y policial, en el que el protagonista, a cargo de Renato Quattordio, demasiado infantil para el personaje, se escapa junto a su profesora (Romina Richi) a una casa de campo a gozar de esa relación clandestina, para descubrir que todo no es más que parte de un plan orquestado para solicitar un rescate que lo tiene al primero como objetivo.

Se suma a la trama el “hermano” de la profesora (Rafael Ferro) quien completará el círculo de la historia y adentrará el film en el terreno del thriller más oscuro.

El film está bien resuelto, con una progresión dramática ajustada, pero tal vez, al ser una mezcla de géneros, ninguno se impone por sobre el otro, y termina resultando un híbrido.

Que Será del Verano (Competencia Argentina) de Ignacio Ceroi, más allá de su merecido premio, es el perfecto vehículo para enseñar guión en una escuela de cine.

Jugando en forma permanente con la realidad y la ficción (mérito absoluto se su guión) Ceroi se adentra en una historia contenida en una cámara filmadora adquirida durante el viaje que el protagonista emprende para visitar a su novia temporariamente radicada en Francia, para progresar hacia terrenos desconocidos y cada vez más atractivos, entre los cuales se sitúan las luchas de los nativos de Camerún para obtener su reconocimiento y su dignidad.

Esta dualidad de personajes: Charles, el anterior dueño de la cámara, y el actual, el director de la película, quien aparece metamorfoseado en el primero, es la que enriquece el punto de vista de la propuesta, de manera tal que no sabemos si Ceroi habla por sí mismo o a través de la historia del primero.

Un ejercicio interesante y pleno de emotividad aunado al género de Road Movie que completa una búsqueda que va de la identidad individual a la social.

Gyualeguaychú, el País del Carnaval (Competencia Americana) marca una nueva asociación entre Marco Berger y Martín Farina, a cargo del co-guión y en Cámara, que hace foco en un grupo de jóvenes ante los preparativos del Carnaval más importante del país.

Una vez más, el erotismo masculino es el objeto de la mirada de este documental, en particular los juegos corporales, el deseo latente, los primeros planos de  los cuerpos en búsqueda, las bromas permitidas y la apropiación lúdica del otro van conformando un tejido en el que tal vez la introducción del film dentro del film quita fluidez narrativa a la construcción.

Finalmente Israel (Competencia Americana) de Ernesto Baca aporta una nueva mirada experimental a un relato en el que las formas y las texturas predominan sobre el resto en una historia de búsquedas y símbolos religiosos.

Lo urbano se funde con lo mitológico en este deambular en moto de un hombre y una mujer que se acompañan y se complementan en un rito de redención y sabiduría popular.

Continuará

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