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Por Marcelo Cafferata

La plataforma cine.ar/play estrena este jueves “EMILIA”, la ópera prima de César Sodero con un protagónico excluyente de Sofía Palomino. Una historia con un tono intimista y un relato con el mejor corte del cine independiente, que podremos conocer a través de esta nueva producción que se incorpora al ciclo “Jueves Estreno”, después de su exitoso paso por importantes festivales como Rotterdam, Trieste y Lima, y su presentación en el festival *Asterisco.

El guion – también de Sodero- explora de forma minimalista y con una enorme suavidad, el momento tan particular que atraviesa la protagonista. “EMILIA” es, fundamentalmente, la narrativa de un momento de quiebre, un relato que permanentemente oscila entre el “antes” y el “después” de un hecho que, evidentemente, ha cambiado la vida de Emilia por completo.

Una ruptura sentimental la devuelve a su pueblo natal, un lugar con el que no ha tenido contacto durante muchos años, se instala en la casa de su madre e, inevitablemente, Emilia vuelve a sentirse en el rol de hija, lo que le complica aún más, poder tomar las riendas de su propia vida.

En los diversos encuentros que va teniendo con la gente del lugar, aparece esa clara sensación de cómo había sido entonces y cómo es ahora, qué cosas quedaron pendientes, cuáles necesitan ser retomadas y cuáles ya han quedado atrás definitivamente; situaciones que se evidencian sobre todo, con el vínculo con su mejor amiga quien ahora tiene un hijo con quien ha sido novio de Emilia y con quien parece que aún han quedado ciertos temas en suspenso que quizás sea ahora el momento de resolver, del mejor modo que les sea posible.

Las cosas cambian” enfatiza fuertemente su madre en uno de los tantos diálogos llenos de tensión, en ese vínculo minado de reproches del pasado, la falta de aceptación y una forma de afecto sumamente expulsiva que parecen estar siempre disponibles para herirse mutuamente. Y esa pequeña frase, casi insignificante, toma otra dimensión a medida que Sodero avanza en el relato, acompañando los procesos de sus personajes.

Principalmente se encargará de acompañar a Emilia con una cámara afectuosa, contenedora, que no la juzga sino que por el contrario, la comprende en esa búsqueda, en esa exploración en donde hay más experimentación, incertidumbre y vacilaciones, que verdaderas certezas. Emilia emprende, a su modo, un camino de libertad y para transitarlo, aún con sus desaciertos y sus flaquezas, hace falta mucho coraje: y Sodero en la construcción del personaje le otorga esa complejidad para que cada uno de los espectadores pueda recorrerla con su propia mirada.

Hay, básicamente una exploración de su sexualidad, en ese perderse y volver a encontrarse que por momentos suena a insatisfacción o querer probar todo a la vez hasta aturdirse. Cuando parece que Emilia ha encontrado lo que buscaba en Rosario, una alumna de su clase de gimnasia, alguna pieza del rompecabezas parece seguir faltando y esa mirada de libertad que recorre todo el relato la hace seguir avanzando, insistiendo, hasta encontrar ese espacio donde pueda ser ella misma.

Sodero cuenta con un trabajo totalmente comprometido de Sofía Palomino (a quien vimos en “Una hermana” y participaciones en otros trabajos como “Kryptonita” y “Nafta Super”) que encuentra el tono ideal para plasmar los  desencuentros y las indecisiones por las que atraviesa su personaje y logra un especial lucimiento en sus momentos junto a Claudia Cantero (su madre en la ficción), intensos y reales, que además le permiten mostrar otro costado diferente al de las escenas más intimistas.

El trabajo de fotografía de Pigu Gómez acompaña este recorrido personal con colores, paisajes y texturas que reflejan las sensaciones por las que atraviesa Emilia, en esta ópera prima de César Sodero que más que un fluir individual, representa todo un retrato generacional, que logra acertadamente sin necesidad de mensajes aleccionadores ni subrayados innecesarios.

POR QUE SI:

» Sodero en la construcción del personaje le otorga complejidad para que cada uno de los espectadores pueda recorrerla con su propia mirada «

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