Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Marcelo Cafferata

Con su reconocible sello personal, Ingmar Bergman produce en 1984 en formato de película para la televisión “DESPUÉS DEL ENSAYO” la historia de un director de teatro atrapado en el vínculo con dos de sus actrices, una dramaturgia que tiene indudables tintes autobiográficos y cuya versión teatral puede verse en esta segunda temporada en el Teatro El Picadero con un destacable elenco.

En un viejo teatro, luego de finalizar el ensayo de una nueva versión de “El Sueño” de Strindberg –que ha sido uno de sus grandes hitos en su carrera y cuyo éxito quiere reeditar – el afamado director Henrik Volger ve interrumpido su descanso frente a la llegada de Ana, la joven actriz que protagoniza la puesta.

Con la excusa de haber dejado olvidado su reloj, Ana vuelve al teatro y comienzan a debatir con Volger algunos aspectos de la obra, momento en el que el texto de Bergman se permite reflexionar sobre el verdadero oficio teatral, tanto desde el punto de vista de los actores / actrices como de los directores y el mecanismo propio de la puesta en escena. Pero poco a poco, Ana va a ir develando algunos aspectos personales del vínculo con su padre (íntimo amigo de Volger) y de su madre, Raquel, una actriz que ha tenido su momento de gran celebridad y reconocimiento, y que luego ha caído en el olvido teniendo que lidiar con sus problemas de adicciones con el alcohol. Se deja entrever en ese diálogo un vínculo particular entre Volger y Raquel que la trama irá profundizando.

En el escenario tanto Ana como su madre Raquel se van presentando alternativamente frente a Volger enfrentando de esta manera, pasado y  presente en un mismo momento. El texto de Bergman vuelve a trabajar con una de las ideas favoritas del autor, esas presencias fantasmáticas que han atravesado toda su filmografía y de esta manera, se hacen presentes en esta adaptación (que tiene un muy buena trabajo de Martín Morgenfeld)  todos los rasgos que han hecho de Bergman un autor de culto.

Aparecen entonces esos amores contrariados, el peso de la culpa,  el triángulo como elemento constante en los vínculos, la relación con el padre, la maternidad y el aborto, infidelidades  y traiciones, y la complejidad de lidiar con el sentido de la finitud y la muerte en sus diferentes acepciones. Todos los elementos se hacen presente en algunos tramos del recorrido de “DESPUES DEL ENSAYO” dejando su marca indiscutible de autor. Algunas propuestas que fueron absolutamente revolucionarias para la época, hoy pueden verse algo deterioradas por el paso del tiempo, pero de todas maneras la potencia del texto invita a la reflexión sobre la condición humana poniendo a ese teatro antiguo como marco de un viejo oficio al que también se le rinde homenaje.

El formato de la puesta que elige Daniel Fanego apuesta a lo clásico y se apoya fundamentalmente en la potencia y el enorme oficio de su trío protagónico. Silvina Sabater compone a Raquel en toda su complejidad. Alguien que ha sido una mujer deseada y una brillante profesional, se ve diezmada por su decadencia y su abandono personal. Quien hubiese sido deseada por dos hombres tan fuertes como Volger y su marido, aparece hoy como ausente y mendigando la mirada de ese director que ya no la elige de ninguna forma.

Sabater transmite con toda la vulnerabilidad del personaje el dolor por el paso del tiempo y la decadencia que se hace presente en cuerpo y alma, enfrentada los deseos que todavía siguen latentes en los tres personajes, con mayor o menor dificultad para ser expresados. Así también aparece presa de sus propias pulsiones, esta joven Ana, en otro delicado trabajo de Vanesa González quien en la segunda parte de la historia logra encontrar el tono más ajustado para su personaje, lográndose destacar en sus momentos más confesionales.

Impecable, con una presencia absoluta a lo largo de toda la obra, el Volger de Osmar Núñez, logra transmitir todas las emociones por las que atraviesa este atribulado director. Núñez logra apropiarse del texto de una forma tal, que su decir se siente completamente armonioso y natural, a pesar de la complejidad que presenta la dramaturgia en determinadas escenas.

Otro punto interesante a destacar en la puesta es la paleta de colores utilizada en el vestuario de Daniela Dearti que marca un determinado clima para cada una de las criaturas que el texto de Bergman nos pone en el escenario.

DESPUES DEL ENSAYO

De: Ingmar Bergman

Dirección: Daniel Fanego

Con: Osmar Núñez – Vanesa González – Silvina Sabater

TEATRO PICADERO – Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857 – Lunes a las 20 hs.

Compartir en: