Por Marcelo Cafferata
Joan (Renato Quattordio de “Yo, adolescente” y “El mundo de Mateo”) está cursando el colegio secundario y desde las primeras escenas se percibe su necesidad de tratar de evadirse de un hogar en donde sus padres parecen no tolerarse y seguir sosteniendo una relación meramente por conveniencia.
Encuentra refugio en el romance con Luciana (Romina Richi), una profesora de su colegio que ha decidido renunciar al no poder seguir sosteniendo esta historia de amor prohibido que puede traerle graves consecuencias frente a su cargo docente.
En esa huida, se instalarán en una hermosa casa de campo que tiene Luciana y podrán aprovechar de unos días completamente solos, pudiendo disfrutar libremente de su sexualidad, lejos de la prejuiciosa mirada social que pesa sobre ese vínculo. Werner aprovecha estos momentos para instalar una importante carga erótica dentro del relato, con una desnudez de los cuerpos que va preparando un clima de tensión para el giro que se instalará en forma abrupta, cuando aparezca en escena el hermano de Luciana (Rafael Ferro) –aunque por sus actitudes y sus celos pareciera tener otra relación con ella-, y cambie por completo el tono de la historia.
Pronto iremos descubriendo que nada es lo que parece ser y la historia se va replegando sobre sí misma al ritmo de un thriller lleno de tensión y algunos giros sorpresivos bien dosificados.
Conviene no adelantar demasiados datos de la historia para no echar a perder ese efecto sorpresivo que tan bien dosifica Werner en su opera prima volviendo a las fuentes del thriller erótico que fue una marca registrada en el cine nacional de fines de los ochenta y al que en cierto modo “AMOR BANDIDO” rinde homenaje a grandes exponentes como fueron en su momento “Luna Caliente” “En Retirada” o más recientemente, la fallida “Sangre” de Juan Schnitman