
Por Marcelo Cafferata

Martín Benchimol de quien disfrutamos en el último BAFICI su cortometraje “Un corazón más contundente” y co-director de “El espanto” presenta en el Festival Internacional de Mar del Plata su nuevo trabajo: “EL CASTILLO”, jugando entre una línea poco clara entre documental y ficción.
Hay una gran casa de campo con un castillo de fondo. Poco a poco conoceremos a las propietarias. Justina y Alexia –madre e hija- que son las actuales habitantes y herederas de esta propiedad.
“EL CASTILLO” pone el acento en el tema de las diferencias sociales y lo hace con un formato de cuento, de parábola en donde Justina aparece como la heredera de este enorme inmueble de manos de su empleadora anterior, a quien había servido como personal doméstico y quien se lo lega con la condición de que no fuese vendido.
Benchimol encuentra accidentalmente la historia encerrada en esta propiedad mientras estaba desarrollando otro proyecto, pero este encuentro fue tan fuerte que dio material para este nuevo trabajo que estrena dentro del Festival. Su punto de interés, tal como la ha manifestado en diferentes entrevistas, es el de la movilidad social.
En este caso en particular, aun cuando esta herencia supuestamente ubica a Justina y su familia en otro nivel económico, al mismo tiempo la restricción de la venta los convierten en poseedores de un patrimonio que jamás podría haber sido suyo económicamente, pero que al tenerlo, tampoco les ha permitido un ascenso social tan idealizado. El interrogante subyacente es si ellas realmente pueden sentirse dueñas de esta casa y apropiarse de ese legado, o si sencillamente se manejan cómodas dentro de ella como su terreno conocido aunque ya la empleadora no esté presente.
Al mismo tiempo algunos deterioros que va presentando la casa, complejizan el hecho de tener un bien importante que requiere de un cierto mantenimiento, sin tener el sostén económico y teniendo que atenerse a la condición de no-venta que le impide una fluidez financiera que para ellas sería necesaria.
Un tercer personaje, el marido de Justina, aparecerá en diversas conversaciones telefónicas y casi como “de afuera” para que una parte de “EL CASTILLO” también aborde la intimidad de estas dos mujeres y un vínculo cómplice de madre-hija que también estructura la historia y las va mostrando en su cotidiano en esos fragmentos donde el documental propone una mirada observacional por la que transitan los personajes.
Pasada la presentación inicial, “EL CASTILLO” deberá lidiar con un guion que parece no avanzar ni tener mucho más que contar una vez que ha dejado claro este posicionamiento de la movilidad social tan compleja. Se apoya, entonces, en el vínculo que la cámara va estableciendo con los personajes y ese castillo como testigo de todo lo que sucede, siempre presente en el fondo del cuadro.
Este último trabajo de Benchimol llega a la pantalla de Mar del Plata en la Competencia Latinoamericana luego de un extenso recorrido festivalero, fue estrenada en la Berlinale de este año y luego se presentó en San Sebastián, en Hong Kong y en Guadalajara, entre otros.