Por Marcelo Cafferata
“TRES HERMANOS” es la segunda película de Francisco J. Paparella, que forma parte de La Trilogía del Río, luego de “Zanjas” su ópera primera. Los tres hermanos del título se encuentran en un aserradero familiar en el sur para transitar juntos el periodo de duelo frente a la muerte de su padre.
Cada uno de ellos cargará su propia cruz: uno de ellos tiene problemas de adicción, otro descubrirá que padece una enfermedad en un testículo y el tercero esconde detrás de una furia contenida, algunas pulsiones sexuales que aún no se anima a develar. Tres retratos que apuntan a una forma de construcción de la masculinidad con todos los estereotipos que los diversos movimientos culturales y sociales por los que nos encontramos atravesados, intentan demoler.
La violencia está a la orden del día y estalla en cualquier momento y Paparella lo acompaña con escenas de extrema crudeza: basta sencillamente ver la escena de apertura en donde juntos con sus perros, un grupo de hombres le da caza a un jabalí al que no solo matarán sino que carnearán frente al ojo atento de una cámara que no pierde detalles.
La sexualidad también se expone cruda y violenta, en la que cada uno de los tres hermanos demuestra su virilidad a través de actos fogosos y arrebatados, haciendo uso de su fuerza y dejando a la mujer en un lugar secundario, de maltrato e, inclusive, de falta de consentimiento y displacer.
Paparella coquetea en un borde demasiado afilado, habrá quienes consideren que hace abuso de las imágenes fuertes, como desafiando y exponiendo al espectador a atravesar ciertos límites que a veces pueden resultar desagradables o innecesarios, porque aun queriendo penetrar en las zonas más oscuras de sus personajes, no hay necesidad de algunos subrayados o de situaciones explícitas donde parece instalarse cierto regodeo en la sordidez donde los personajes se sumergen.
Tanto la fotografía como algunos momentos particulares de la cámara de Paparella, aprovechan la belleza de los paisajes del Sur, con el bosque y la naturaleza como el único momento de distensión frente a un mundo tan violento.
“TRES HERMANOS” deja pocos rastros de una mirada esperanzadora: sin embargo, es interesante ver lo que sucede con un perro que en la primera escena resulta profundamente herido y uno de los hermanos lo lleva a su casa para intentar curarlo y rescatarlo del dolor.