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Por Luis Kramer

El miércoles 24 y en Competencia Internacional se pudo ver Hellbender de John y Zelda Adams y Toby Poser, película concebida en familia (medre e hija lo son en la vida real) con una mixtura de géneros en los que el terror deviene en humor y musical y la propuesta sigue a Izzy, la adolescente que descubre un mundo social atractivo a su alrededor a la par que descubre las herramientas brujeriles que su madre le va transmitiendo. La propuesta es de una gran frescura, mereciendo un cierto reparo de tufillo a conservadora por el rol peligroso que sigue reservando a las mujeres.

A su turno, dentro de la misma Competencia se exhibió El Otro Tom de Laura Santullo y Rodrigo Pla, ganadora del Colon de Plata en el reciente festival de cine de Huelva, sobre una inmigrante mexicana que debe lidiar con el trastorno poe déficit de atención e hiperactividad con el que diagnostican a su hijo y el abanico de prejuicios que parece abrirse en torno a él, no sólo a nivel escolar sino también a nivel médico. Los problemas asimismo se intensifican ya que esta madre es sola y además trabajadora de tiempo completo.

El punto de vista es lo más interesante del film que elude los lugares comunes y empodera a la madre a desafiar al sistema en el cual su hijo parecería quedar atrapado.

Por la noche y dentro de la Competencia Internacional se presentó la propuesta de Ivan Fund: Piedra Noche, sobre idea original de Santiago Loza y en coproducción con Chile con 4 actores de alto calibre: Alfredo Castro, Maricel Álvarez, Mara Bestelli y Marcelo Subiotto a los que se suma el niño Jeremías Kuharo

Piedra Noche es una película potente sobre el duelo que debe afrontar una pareja de padres en una localidad costera, muy bellamente filmada y con la bienvenida incursión en escenas de género fantástico que realzan esta propuesta.

Al día siguiente y dentro de la competencia argentina se presentó Las Cercanas de María Álvarez, un registro sobre las gemelas Cavallini, otrora famosas pianistas en la década del 50.

El enfoque del actual momento por el que las protagonistas atraviesan, es cuanto menos debatible, ya que filmarlas en un estado de abandono físico, con sus lagunas mentales, arrastrando los pies para caminar una de ellas, llorando en un estado de angustia cual niña chica la otra cuando se le rompe un muñeco al que había adoptado como hijo, no parece constituir el mejor de los homenajes.

El público se ríe con cada una de las situaciones descriptas. Sería interesante preguntarse ¿de que se ríe el público?

Las Cavallini, sin lugar a dudas, merecían un lugar mejor.

A la tarde fue el turno de Memoria del premiado director tailandés Apichatpong Weerasethakuhl, a quien se le une en carácter de productora ejecutiva y de protagonista la actriz inglesa Tilda Swinton.

Film exhasutivo que transcurre en Medellín, y se adentra en los ecos de civilizaciones pasadas dentro del alma humana y su conexión visceral y mística con la historia de estos pueblos originarios, y que aborda la capacidad en general del ser humano de  comunicarse y de registrar al otro. El realizador ha adicionado elementos de cine fantástico en el que presente pasado y futuro parecen formar un bloque sólido e indivisible.

A la noche finalmente fue el turno de la coreana Kim Ming Young Of the Report Card deLee Jae-eun y  Lim Jisun, otra película de pasaje de la adolescencia a la adultez en la que una de sus protagonistas intenta que uno de los profesores reconsidere sus calificaciones. Hay momentos lúdicos que dotan a la propuesta de cierta frescura, pero tal vez la narración se resiente y se estanca, contaminada por la abulia del personaje central.

El viernes a la mañana se exhibió la última de las propuestas de competencia internacional, la iraní Hit the Road, ópera primade Panah Panahi (hijo de Jafar) sorprende por su soltura narrativa, en género de road movie, que refleja las peripecias de un grupo familiar que acompaña al hijo mayor a su huída del país en el cruce clandestino de la frontera con Turquía con altos momentos de comedia que troca en drama y mantiene incólume su dinamismo con la presencia atrapante y mágica del pequeño actor Rayan Sariak que interpreta al hijo menor de la familia.

Las canciones del final, que contradicen claramente lo hasta aquí expuesto, parecen actuar más como un intento de justificar lo expuesto tal vez por temor a las represalias políticas.

Acto seguido, la propuesta de Denis Coté: Social Hygiene en la Sección Autores no alcanza a conmover. Filmada durante la pandemia con notable distancia entre los actores en diferentes planos fijos y con el exterior de campo abierto como escenografía, el tono declamativo y teatral de la propuesta conspira con el tono paródico que el director pretende dotar a la puesta.

En Hora Cero se pudo ver la opera prima de Bertrand Mandico (Los Jóvenes Salvajes), After Blue, un western post apocalíptico en un planeta dominado por mujeres empoderadas, en el que una adolescente libera a una asesina y se ve obligada  a ir tras ella junto a la madre de la primera.

La amalgama visual que brota del film subyuga y también erotiza en estos duelos de deseo que algunas de sus criaturas femeninas entablan, sumado al paisaje agreste, fantástico y multicolor que da marco a las aventuras que en él se desarrollan.

Y como cierre de estas crónicas, no podía haber sido mejor la elección del último opus de Pedro Almodóvar Madres  Paralelas, en la función de clausura del festival.

Pedro lo hizo de nuevo. Magia desde el primer al último fotograma. Melodrama al servicio de un compromiso político que busca reparar los horrores del franquismo con la exhumación de cadáveres que continúan enterrados en fosas comunes.

La historia inicial de dos madres cuyos bebés han sido confundidos al nacer actúa como excelente disparador de la búsqueda de la identidad y va de lo particular a lo general, tomando partido por este debate político necesario que divide a España en la actualidad.

El reparto como siempre es soberbio con una Penélope Cruz en la plenitud de su belleza y su talento y una irreconocible Julieta Serrano como la tía que aguarda justicia. Rossy de Palma bien instalada como su amiga de la infancia y Aitana Sanchez Gijon como la madre abandónica y peligrosamente apolítica que tanto ha enfermado al país ibérico.

¡Gracias Mar del Plata!

Hasta la Próxima edición

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