Por Luis Kramer
La versión 2021 del Festival Internacional de Cine se ofrece con un formato híbrido y, luego de dos años ha vuelto la presencialidad con una programación interesante, variada y efectiva.
El público ha decidido acompañar este tradicional evento colmando las salas y aplaudiendo de manera entusiasta cada una de las proyecciones.
Mar del Plata es una fiesta y esta intensidad acompaña y corona cada uno de los eventos.
He aquí la primera parte de estas Crónicas
La jornada de Apertura sorprendió a la concurrencia con el emotivo documental de Pino Solanas Tres a la deriva del Acto Creativo, quien junto a sus dos amigos Tato Pavlovsky (también fallecido) y Yuyo Noé, celebra la amistad, y se interna en las complejidades que dan origen al acto creativo. Todo ello es recorrido con una ajustada partitura musical que enmarca cada uno de los segmentos del film y acompañado por última vez con la pausada, afectuosa y reflexiva voz de este querido director. Un justo y merecido homenaje a este recordado cineasta.
La Competencia Internacional, al día siguiente, arrancó con la mejor película de la sección, al menos hasta ahora: Petite Maman de Celine Sciamma, en clave de realismo mágico, en la que una niña confronta el pasado de su madre a quien representa a su imagen y semejanza y le permite compartir con ella juegos, secretos, sentimientos y situaciones traumáticas de su pasado. Será el bosque, al estilo de los cuentos infantiles, el que marque el punto de encuentro de cada uno de los atrapantes momentos de esta historia.
Por el lado de la Competencia Argentina se pudo apreciar la ópera prima de Agustina San Martín, Matar a la Bestia, que enmarca con una elaborada fotografía y una muy interesante construcción del sonido, el despertar sexual de una joven, todo ello rodeado de mitos, leyendas y la corporización simbólica del hombre al acecho de esta historia.
Gaspar Noé visitó por primera vez el festival, lo que sirvió para corroborar la gran cantidad de fans que tiene este reconocido realizador, y vino a presentar su último opus, Vortex, que se aparta curiosamente de toda su filmografía. El film deja de lado la violencia física, que había constituido hasta ahora su sello distintivo, para focalizar en la historia de un matrimonio de ancianos (con un notable trabajo protagónico del maestro del giallo Darío Argento) que se cuenta con pantalla dividida de manera minuciosa, lacerante, resignada, con la habitual provocación a la que Noé nos tiene acostumbrados.
En la primera presentación del tradicional ciclo Hora Cero, el programador Pablo Conde nos introdujo en el mundo de Shark The Beginning, película de Corea del Sur (infaltable en este festival) de Johnny Chae que conmueve por su mixtura de géneros, con su habitual dosis de humor, acción, peleas ajustadamente coreografiadas, y el mundo de la cárcel en el que el bullying troca en amistad y respeto en una historia de iniciación en la que la metáfora de los tiburones tendrá mucho que ver con el sentido de esta propuesta.
Al día siguiente, y apartándome del universo de las competencias aposté por la rumana Sexo Desafortunado o Porno Loco de Radu Jude, hilarante reflexión política y social acerca del rol del sexo en la sociedad actual y los prejuicios que atentan contra el desarrollo de una sexualidad libre y plena a través de la historia de un video porno de una profesora de historia que es subido a las redes. El último de los segmentos es imperdible y celebra con ironía punzante la doble moral de ciertos respetados padres y miembros del colectivo social.
La Competencia Latinoamericana que este año viene fuerte también, nos presenta dos exponentes sumamente interesantes: Uno de ellos es Carajita del binomio Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola (responsables de Tigre), una coproducción con República Dominicana que enfrenta el mundo de las nanas con las clases dominantes otorgando un interesante lugar al sostenido y encendido discurso de los más relegados para marcar su posición de lucha, en un universo bellamente fotografiado y producido.
La segunda propuesta de esta Sección es Jesús López de Maximiliano Schönfeld, un retrato sobre los jóvenes de Entre Ríos sin futuro, simbolizados en el protagonista que da título a la historia, corredor de carreras fallecido en un accidente, y que buscan reivindicar sus logros y continuar buceando en algún futuro razonable que los contenga. El film pega un interesante giro con realismo mágico incluído, que refuerza el homenaje inicial.
Sol Berruezo Pichon Riviere, vuelve a este Festival (luego de Mamá Mamá Mamá) con Nuestros Días Más Felices Fuera de Competencia centrándose en una historia de madre e hijos apelando también al realismo mágico y haciendo aparecer a la madre desde su corta edad en un cuerpo de niña, en su interacción con los mismos, logrando de esta manera una más que interesante reversión vincular en la que la ternura campea por sobre los estereotipos de reproches, desgastes y culpas por abandono. Una alternativa de rescate materno filial superadora en la que se eligen destacar los momentos más intensos, disfrutables y tiernos de esta relación.
Finalmente, en la sección Noches Marplatenses, Eduardo Pinto presentó El Desarmadero con la actuación protagónica de Luciano Cáceres, acompañado entre otros por su hija Amelia, sobre la crisis psiquiátrica de un artista plástico, que lo obliga a enfrentarse a sus fantasmas del presente desde un galpón de autos abandonados y un entorno fantasmal ominoso que lo acosa noche a noche. Una adecuada fotografía y el trabajo de grandes angulares realzan el clima de terror propuesto.
Continuará