Por Marcelo Cafferta
Un hombre y su hija emprenden un viaje. Esos viajes que representan simbólicamente mucho más que un simple trayecto de un punto a otro: en este caso irán de Vietnam del Norte a Vietnam de Sur, donde acompañado por su hija de 8 años, este padre intentará hacer contacto con un amigo que no ve hace más de doce años.
Una voz en off, momentos en los que la nena desgrana sus pensamientos y algunas conversaciones entabladas entre padre-hija, nos irán introduciendo en algunos hechos del pasado, en el vínculo de esos amigos y fundamentalmente reconstruir lo que ha sucedido en este tiempo de ausencia.
El registro, que oscila durante todo el filme entre el documental y la ficción, sumado a estas conversaciones en las que se abordan naturalmente temas como el sentido de la amistad, los delitos, el castigo, el paso del tiempo y la muerte hacen que poco a poco “DARK LIGHT VOYAGE” vaya capturando la atención del espectador.
El tono experimental, autoreferencial (Dirdamal es también protagonista de la película) y un particular punto de vista para llevar adelante la narración, dan sentido a este viaje interior en donde también cobran un importante rol el poder de observación a través de los rostros y paisajes que se exploran durante el recorrido, contraponiendo la mirada inocente de la niñez con la complejidad del mundo adulto.
DARK LIGHT VOYAGE
de Tin Dirdamal y Eva Cadena
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