Por Marcelo Cafferata
Alfredo Arias es un artista incansable, ecléctico, creativo e inquieto. Eso es innegable.
Es uno de los pocos que puede estar montando cinco espectáculos alrededor del mundo y tener la ductilidad de estar creando puestas en escena en Nápoles, París y Buenos Aires, fusionando ideas, lenguajes teatrales y trabajar en todos los idiomas. Uno de los pocos que tiene la capacidad de desplazarse desde el teatro clásico hasta una (re) definición transgresora del espectáculo musical y saltar de un musical con referencias al cine y a la política, al rock y al pop más osado. Uno de los pocos que tiene la capacidad de montar tanto a Copi como a Goldoni, retratar como pocos a Niní, zambullirnos en una “Familia de Artistas”, experimentar con “Tres Tangos” o sumergirse en el mundo de Hollywood y las divas como Joan Crawford como lo hizo en “Hello, Andy!”.
Ya hemos tenido la presencia de Arias en ediciones anteriores del BAFICI por ejemplo su trabajo “FANTARIAS” donde definía a su propio teatro como el de un exiliado, un teatro que sueña en Buenos Aires pero que cumple sus sueños en otras ciudades del mundo, atravesado por su amor por el cine y sus fantasía cinéfilas, que se entremezclan en la mayoría de sus trabajos.
En aquel entonces era el ojo de Romina Richi el que lo retrataba detrás de la cámara, y ese lugar lo ocupará ahora Alejandro Martín Arias para volver sobre el proceso creativo y la particularidad de cada montaje de los que crea Alfredo Arias en su documental “ALFREDO ARIAS, EL HOMBRE DE LAS MIL Y UNA CABEZAS”.
En este caso, más que el propio montaje de cada puesta teatral como se había mostrado en otras ocasiones (las marcaciones precisas, el fraseo de cada texto, el armado de la puesta, las coreografías y los pensamientos sobre el hecho teatral), Arias se permite recorrer sus trabajos describiendo a su troupe. Es así como en esta ocasión, más allá de sus actores y actrices fetiches que siempre lo acompañan en sus aventuras (por mencionar los tres más salientes en este documental, Alejandra Radano, Marcos Montes y Carlos Casella), se van sucediendo frente a la cámara la presentación en diferentes instancias de su equipo de trabajo.
La música, el sonido, el vestuario, las puestas escenográficas: recorre todo el equipo que lo acompaña para que el espectáculo se presente en el escenario tal como fue concebido por su mente prodigiosa, influido por sus inicios como artista plástico y atravesado por la cultura europea.
Justamente montando “El mentiroso” de Goldoni, reflexionará sobre la importancia de mentir en el teatro, un hermoso artificio para hacer que el público crea lo que está sucediendo sobre el escenario, como por ejemplo verlo al propio Arias convertido en Papa imbuido de su estética precisa y plena de detalles.
Volviendo al artificio teatral del que Alfredo Arias no se desprende, se encuentra en esta ocasión con Ignacio Masllorens para presentar también dentro del marco de este festival “FANNY CAMINA” una biopic sumamente particular sobre la figura de Fanny Navarro, una actriz argentina de gran esplendor en los años ’50 que fue identificada por su fuerte devoción con el movimiento peronista, justamente en una época donde el hecho de ser peronista o antiperonista, abría una infranqueable divisoria de aguas.
Amante de Juan Duarte y confidente de Eva (lo que la convirtió automáticamente en enemiga de Libertad Lamarque y la destinó a una soledad autoexiliada), la figura de Fanny Navarro, le permite a Alfredo Arias & Masllorens, poder reflexionar sobre las implicancias del fanatismo –tema de absoluta vigencia, tanto desde lo político como desde cualquier otra mirada- y el adherir incondicionalmente a las grandes causas.
Lo impactante de la puesta de Arias, precisa e innovadora como siempre, es amalgamar a la Fanny de aquel momento con la Buenos Aires contemporánea de motos, semáforos, containers para la basura, carteles de neón en la calle Corrientes muy diferentes a las marquesinas de los años ´50 donde ella brilló en el Maipo y en El Nacional y una arquitectura que mezcla los rincones clásicos de la ciudad que han permanecido intactos a través del tiempo con otros espacios que son completamente modernos.
Alejandra Radano, colaboradora incondicional de Arias, es una de las intérpretes ideales para jugar libremente con el artificio y con esa Fanny que detenta su fanatismo bordeando la locura, con ese acertado tono de melodrama clásico que la invade. Sorprende la elección de la artista conceptual y fotógrafa Nicola Constantino para dar vida a una Eva completamente diferente, alejada del arquetipo y del physique du rol clásicos al que el cine nos tiene acostumbrados para esa figura tan icónica.
La censura, el cierre de los teatros, las listas negras y el exilio se hacen presentes en “FANNY CAMINA” para comenzar, de este modo, a dialogar con los trabajos anteriores de Arias y mostrar en esta nueva creación el universo inagotable de un hombre dedicado enteramente al arte y que por toda su trayectoria puede afirmarse que sin lugar a dudas habitan en él, plagadas de ideas, las mil y una cabezas.
ALFREDO ARIAS, EL HOMBRE DE LAS MIL Y UNA CABEZAS
de Alejandro Martín Arias
Sección: Artes y Oficios
FANNY CAMINA
de Alfredo Arias e Ignacio Masllorens
Competencia Oficial Internacional