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Por Marcelo Cafferata

Aún siguen apareciendo historias dolorosas de nuestro pasado y se celebran los documentales que, como el de Alejandro Vagnenkos, tratan de sacar a la luz todo lo que ha sucedido, intentando revisar dentro de nuestra historia reciente y tratando de encontrar un acto de justicia reparador.

Silvana, una docente recién llegada al pueblo de Lobos, luego de 45 años, abre un armario y encuentra toda una historia escondida que da lugar a “ABANDONO DE CARGO”, el documental que trata de reconstruir mediante diversos testimonios lo que realmente sucedió frente al secuestro y la desaparición de un docente de la Escuela Nacional de Lobos, Provincia de Buenos Aires, en plena dictadura militar.

La figura del profesor de castellano de esa Escuela Nacional, Luis Pablo “Pato” Lacoste, se va recomponiendo con las diferentes voces que van rearmando este relato y contribuyen a ir evocándolo y trazar el perfil de un docente tan comprometido con sus alumnos como con su militancia y su pensamiento político. La misma escuela que lo vio desplegarse en las aulas fue la que luego, con la complicidad de toda una comunidad atenta a señalar lo diferente, silenció y no volvió a la hablar sobre su desaparición.

En palabras el propio director, “Creí necesario que la misma escuela que lo silenció le tenía que devolverle la voz y reparar de alguna manera lo que se pudiera, aunque fuera simbólico, lo creí justo”. Pero en su documental, “ABANDONO DE CARGO”, Vagnenkos logra mucho más que algo simbólico: reconstruye algunos hechos del pasado (sobre todo a través de una nota muy reveladora que aparece como testimonio vivo de lo acontecido) para dejar en claro que Lacoste jamás abandonó las aulas, y que ese rótulo sigue aún después de tantos años siendo una herida abierta en torno a tantas historias de desaparecidos que siguen resonando con tanta fuerza.

Los diferentes testimonios y las reconstrucciones a partir de los recuerdos y algunas pruebas que van apareciendo, dan cuenta de una sociedad civil respondiendo paralizada frente al horror del aparato militar, las denuncias y delaciones y un pueblo chico que una vez más se convirtió en un gran infierno avalando con el silencio la desaparición de uno de sus profesores más comprometidos. 

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