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Por Marcelo Cafferata

Luego de un trabajo más referencial y con tintes autobiográficos como “Dolor y Gloria”, Almodóvar vuelve a enfocar su nueva historia en el universo femenino como lo ha hecho en gran parte de su trayectoria y que ha sido un sello distintivo dentro de su filmografía, con la figura de las madres que conducen el relato, como eje central de “MADRES PARALELAS”.

Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Venecia, el nuevo trabajo tiene la particularidad de mostrarse en los cines porteños en forma limitada para ser lanzada luego en la plataforma de Netflix que, además, pondrá disponible a partir del 08 de Febrero una gran cantidad de títulos que permitirán a usuarios y cinéfilos recorrer desde sus primeros éxitos como “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” “Entre Tinieblas” o “La ley del Deseo” hasta su última creación.

Almodóvar ha sido uno de los primeros directores que ha descripto el mundo femenino con una mirada inteligente, mordaz y creativa, desde una nueva perspectiva psicológica, construyendo mujeres poderosas, autónomas, decididas y cumpliendo un rol preponderante en el nuevo orden post-franquista en plena liberación cuando el cine, hace casi 40 años, los personajes femeninos no presentaban esos rasgos. Más precisamente, ha intentado en cada uno de sus trabajos –algunos de forma más explícita y otros de forma más tangencial- rendir un homenaje a la mujer desde su rol maternal, siendo siempre preponderante el papel de las madres dentro de su filmografía.

MADRES PARALELAS” ya desde su título, enuncia un nuevo abordaje sobre esta temática que es común denominador en las historias del realizador, protagonizada en este caso por su actual musa, Penélope Cruz y la presentación de Milena Smit (“No matarás”) donde nuevamente el punto fuerte es un melodrama clásico, que en este caso envuelve a la historia de estas dos mujeres, Janis y Ana, que se cruzan en el hospital, a punto de ser madres, arribando a este momento tan importante desde dos lugares completamente diferentes.

Janis (Penélope Cruz) ha iniciado una relación amorosa con un antropólogo forense con quien ha tenido un vínculo a partir de su trabajo profesional como fotógrafa y con quien intentará abordar la apertura de las fosas comunes que siguen ubicadas en su pueblo natal. Ella decidirá tener a su hija aun cuando Arturo (Israel Elejalde) es un hombre casado y momentáneamente no podrá hacerse cargo de acompañarla.

Por otra parte, Ana (Smit) es una adolescente que deberá lidiar con un embarazo claramente no planeado y cuya reciente maternidad despierta a su vez el conflicto que ha sosteniendo permanentemente con su propia madre (a cargo de Aitana Sánchez-Gijón) una mujer egocéntrica que una vez más privilegiará su carrera y su propia vida, ausentándose de la vida de su hija con un vínculo frio e intermitente.

El melodrama más puro, cuyos resortes Almodóvar conoce y maneja a la perfección, hará que este cruce inesperado en el hospital, siga marcando los momentos más importantes en la vida de esas dos madres y lo que suceda con sus hijas. Sin embargo, en esta ocasión, el guion se maneja con un trazo mucho más grueso y resuelve las situaciones planteadas de forma muy precaria y predecible e, inclusive, los entrecruzamientos de las protagonistas aparecen demasiado forzados.

El otro problema que enfrenta “MADRES PARALELAS” es que inicia con una referencia a la historia española reciente respecto de los cuerpos desaparecidos en plena dictadura franquista que siguen desperdigados y sin poder ser identificados en las fosas comunes que subsisten escondidas en muchos pueblos del interior del país. Una temática que el propio Almodóvar a través de su productora “El Deseo” ha abordado en un excelente documental llamado “El silencio de otros” (Almudena Carrasco y Robert Bahar, 2018) con el testimonio de las víctimas que siguen clamando por justicia.

Esta temática aparece al principio del film, parece desaparecer por completo mientras se desarrolla la historia de las madres y (re)aparece como injertada nuevamente en el final de la película sin poder amalgamarla con el resto de la historia, quedando expuesto que la mezcla con el melodrama no logra cuajar y no funciona dramáticamente en el relato, quedando completamente “descolgada” y desdibujándose el potente mensaje de una sociedad que no encuentra justicia en sus muertos por la propia violencia de Estado.

Entre los puntos a favor aparece el estilo riguroso e inconfundible de la puesta en escena que siempre se destaca en el cine de Almodóvar, su cosmovisión tan particular y una excelente dirección de actrices, logrando notables trabajos de Penélope Cruz, Milena Smit y las participaciones de Rossy de Palma, Julieta Serrano y Daniela Santiago (“Veneno”) –aunque el papel de Aitana Sánchez Gijón quede algo perdido y no permita un total lucimiento de esta gran actriz-.

Aún con sus irregularidades, una obra no tan lograda dentro de la filmografía del manchego puede jerarquizar, de todos modos, a una cartelera que no viene ofreciendo demasiadas sorpresas positivas desde hace un buen tiempo.

POR QUE SI:

» Excelente dirección de actrices, logrando notables trabajos de Penélope Cruz, Milena Smit y las participaciones de Rossy de Palma, Julieta Serrano y Daniela Santiago «

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