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Por Gretel Suárez

¿Quién es Val Kilmer? Esa es una de las principales hipótesis que nos plantean Ting Poo y Leo Scott en su debut como directores con Val, largometraje documental que se encuentra en Amazon Prime Video.

Dentro de este retrato, descubriremos a un Val Kilmer en búsqueda constante sobre confirmaciones existenciales de su yo personal y profesional, donde la filosofía aflora desde el cine de “lo real” y viceversa; con un fuerte apoyo de material de archivo audiovisual en el cual podremos conocer la infancia del actor, su familia, su carrera y de cómo esas cintas devenidas en recuerdos irán girando en significancia a la propia existencia.

Es que pareciera que el film utilizara la cámara como un dispositivo “capturador de existencia”. Donde todo se vuelve atemporal, donde no existe un solo presente, donde la vida late entre fotogramas y decibelios.

Entre las filmaciones podremos observar el detrás de escena de rodajes, ensayos y puestas teatrales, donde descubriremos por ejemplo a un Sean Penn y un Kevin Bacon en sus veintis mostrando el culo en camarines; a un Marlon Brando siendo Marlon Brando en set y mucho más material inédito perteneciente a su ámbito privado registrado de su propia mano.

De alguna manera, y sin darse cuenta, Kilmer convierte, a lo largo de sus años, a estas cintas en pruebas simbólicas de su coexistencia como intérprete, las cuales dejan sobrevolar en su relato el posible miedo al olvido que él como persona y actor se encuentra atravesando, un miedo que parece asomarse desde muy joven con la pérdida de su hermano menor y que hoy se acelera mientras afronta un cáncer de garganta que le ha quitado la voz. ¿Estamos comprendiendo la situación del protagonista de este documental, no? Un actor, que es leyenda, que ha perdido su voz y que tiene miedo al olvido… Háblame de semiótica!

Sin embargo su resiliencia en esta historia puede verse alimentada gracias a sus hijxs, Jack y Mercedes Kilmer, quienes no solo reflejan que el actor es un excelente padre, sino que ambos parecieran ser los pilares fundamentales de un Val herido, pero no así débil, de un Val honesto, pero no así de golpes bajos, de un Val que entiende que rendirse no es un papel que se ajuste a su phisic du rol, pues Kilmer conoció el poder de la finitud desde temprana edad y eso ha marcado cada paso de su vida y su carrera.

En este film el actor se muestra sin más filtros que el del protector solar que utiliza para recorrer los terrenos que su padre perdió en alguna que otra mala inversión. La nostalgia, el tiempo, su paso, las mezclas de presentes, nos revelan como a veces nuestras vidas quedan ceñidas a causa de un momento clave y pareciera que de ahí surgen muchas de las preguntas que los directores dejan flotando sobre el final de la película: ¿Sería Val Kilmer actor si sus mapadres no le hubieran regalado una videocámara y si su hermano, un director de cine precoz, no hubiera muerto trágicamente? ¿Sería Val Kilmer un obsesivo actor si no tuviera que demostrarse constantemente que es suficiente? ¿Es Val quien siempre quiso ser o es quien le dijeron que debería ser? ¿Val Kilmer sabe quién es realmente? ¿Podrá este actor definirse a sí mismo sin la necesidad de la mirada de un otre?

Infinitas preguntas nacen y flotan como dudas existenciales que se nos hacen propias mientras conocemos a una persona sensible que se expone ante su público por miedo a ser olvidado y “morir”, pues para él vivir es mantenerse “en el foco” y por ello comprendo el por qué de su necesidad urgente de exponerse con sus filmaciones caseras, pero también es un servicio desinteresado a la humanidad que nos invita como espectadores a ser protagonistas, frenar nuestras vidas y preguntarnos si realmente estamos de acuerdo con quien somos y hacia dónde vamos…

POR QUÉ SI:

Porque este no es un documental oscuro como muchos colegas han expresado, este es un documental lleno de resiliencia, empatía, luz y valentía que pocas personas en Hollywood se hubieran animado a mostrar, pues Kilmer demuestra ser más enorme que su propio mito y eso lo hace eterno.

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