Por Marcelo Cafferata
Son varios los puntos que, a priori, ya posicionan a “HERMOSA VENGANZA – PROMISING YOUNG WOMAN” como una de las películas más atractivas del año.
Sin ir más lejos, ha sido la gran sorpresa en el circuito de premios que se inicia con cada temporada, contando con cuatro nominaciones a los Globos de Oro y cinco nominaciones a los premios Oscar, compitiendo dentro de las categorías principales (Mejor Película, Mejor Dirección -Emerald Fennell-, Mejor Actriz -Carey Mulligan-, Mejor Guion Original y Mejor Edición).
Pero más allá de estos logros –que a veces por temas de la industria, se convierten en completamente azarosos- el clima que logra Fennell (actriz, guionista de varias series televisivas, entre ellas, “Killing Eve” y ahora ocupando su lugar tras la cámara) con su ópera prima tiene un doble mérito. Primeramente, enfrentar un tema complejo, de múltiples interpretaciones y de aristas oscuras, duplicando la apuesta con su intención de cubrir toda la historia con un humor negro desafiante que sobrevuela, por sobre todo, la construcción del personaje central que es la figura excluyente dentro de la historia.
De esta forma, se va entramando una propuesta que se desmarca de algunas otras con la misma temática porque está presente un espíritu políticamente incorrecto que se aleja de cualquier discurso o de los típicos aleccionamientos, que encara la historia de una manera audaz.
Debajo de un formato que puede parecer de un simple thriller de venganza, se esconde una fuerte denuncia potenciada por la mirada femenina de la directora que logra abrirse camino en un mercado que, ya sabemos, no es para nada fácil de acceder y lo completa con un guion propio que se construye sin obviedades ni concesiones
La joven promesa a la que alude el título original -con una pésima elección en su traducción como “HERMOSA VENGANZA”- es Cassie (Carey Mulligan), una joven que ronda los treinta y que ya desde el colegio secundario se la vislumbraba como una mujer con mucho futuro. Sin embargo, visto hoy a la distancia, algo parece haber truncado ese camino exitoso, ella abandonó su carrera y ha vuelto a vivir con sus padres.
Los datos se irán aportando a medida que discurra la trama porque Fennell, justamente para enfrentarnos a todos nuestros prejuicios, a la mirada sesgada sobre la libertad femenina y el cúmulo de preconceptos que anidan en el inconsciente colectivo, nos presenta a una Cassie totalmente borracha en una esas disco que frecuenta casi permanentemente, en donde elegirá a sus próxima “víctima” para tomar algunos tragos, bailar, y aceptar alguna propuesta indecente que terminará en el departamento de sus ocasionales caballeros.
La manera con que Fennell nos empuja al mundo de Cassie nos obliga a tomar partido desde las primeras escenas y de ninguna manera podremos mantenernos ni escépticos ni indiferentes a este modelo femenino que parece desafiar todos los estereotipos y estructurarse sobre la confianza de poder aplastar cualquier precepto machista.
Precisamente en tiempos de #MeToo y de claros mensajes como “mi cuerpo, mi decisión”, la problemática con la que se irá enredando la trama no solamente tiene una contundente vigencia sino que nos enfrenta, con las esquirlas que provoca un trauma, con ese efecto dominó que irá modificando por completo la vida de todos los implicados a lo largo de mucho tiempo.
El guion de Fennell plantea hábilmente situaciones muy duras que se ocultan tras un humor mordaz, un ritmo de thriller y un clima en donde subyace la incomodidad y la tensión. La violencia de género, la misoginia y el machismo, los encubrimientos y la típica grieta entre víctimas y victimarios del sistema son planteados con suma audacia sin perder el control ni quebrando los límites del buen gusto, pero siempre jugando al filo de la navaja que permite producir ese efecto esperado en el espectador, sacudido con algún golpe de efecto dentro de la trama.
Quien conozca a la Carey Mulligan de “Nunca me abandones” “El Gran Gatsby” “Lejos del mundanal ruido” o “An Education” verá cómo se despoja de la piel de sus personajes anteriores y se enfrenta a la cámara con una fuerza y un impacto que sacude desde las primeras escenas. La fuerza que le otorgan esas lastimaduras del pasado, la hacen potente y vulnerable al mismo tiempo, aguerrida y herida, empoderada a pesar de sus propios recuerdos. Mulligan construye un trabajo admirable, de esos que es imposible despegarle la vista y explora todas las emociones de un personaje internamente quebrado que enfrenta el poder de la cofradía masculina, aun a sabiendas que la sociedad claramente no está de su lado.
Así “PROMISING YOUNG WOMAN” interpela, perturba, molesta en la zona del confort de cada espectador para involucrarnos en esos espacios donde justamente nadie quiere tomar partido y de hecho la mayoría de los personajes con los que Cassie confronta, cargan justamente con el peso de no haber actuado frente a un hecho puntual de ese pasado que ahora se vuelve en contra. Desde la pantalla Fennell parece preguntarnos “vos en ese lugar, qué hubieses hecho?” para enfrentarnos con nuestra demoledora respuesta.
POR QUE SI:
» La manera con que Fennell nos empuja al mundo de Cassie nos obliga a tomar partido desde las primeras escenas «