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Por Marcelo Cafferata

El estreno de “AKELARRE” el nuevo film de Pablo Agüero (“Eva no duerme” y el cortometraje “Primera Nieve”, entre otros trabajos) presenta dos particularidades que, a priori, logran llamar la atención y que el estreno tenga sus propios atractivos.

En primer lugar, porque en la última ceremonia de los Goya, ha conseguido nueve nominaciones que la han llevado a alzarse con cinco de los premios por los que competía (Vestuario, Efectos Especiales, Maquillaje, Dirección Artística y Música Original). Por otra parte, porque se estrena simultáneamente dentro del ciclo “Jueves Estreno” de la plataforma www.cine.ar/play, se la podrá disfrutar dentro de la programación de la reapertura del cine Gaumont y para los amantes del cine en casa, ya se encuentra disponible entre las propuestas de Netflix.

Agüero vuelve a retomar un tema muy transitado por el cine, el teatro y la literatura como es la caza de brujas que, de una manera u otra, ha estado presente en el cine infantil como las creadas por Road Dahl (con una reciente adaptación protagonizada por Ann Hathaway que reversiona aquella de Anjélica Huston) y que abarca desde los clásicos como “Las Brujas de Salem” hasta versiones más modernas y sugestivas como “La Bruja” (2015) de Robert Eggers.

En este caso, nos transportamos a una historia de caza de brujas en el País Vasco en pleno inicio del siglo XVII donde Ana participa en el bosque de una fiesta nocturna con varias de sus amigas. Apenas amanezca, el propio juez Rostegui (Alex Brendemühl), haciendo abuso de poder, procede a arrestar y acusar de brujería a este grupo de jóvenes mujeres que, a simple vista, parecieran absolutamente inocentes. Pero los bailes, las danzas que las jóvenes han realizado en el bosque resultan sumamente perturbadores para Rostegui, sobre todo cuando también las han escuchado cantar en euskera, situaciones que son comprendidas como extrañas formas de invocar al Diablo.

El punto de vista más interesante que aparece en la detallista puesta de Agüero es que la historia puede leerse en dos dimensiones. Hay una primera lectura en donde se habla de los abusos, las persecuciones y la estigmatización que sufrían aquellas personas que de acuerdo a la mirada de la época eran acusadas de incitar a la brujería o tener comportamientos reñidos con las traiciones y la moral de la época, y una mucho más rica, y más subyacente, que da una nueva dimensión a la historia y que permite que dialogue abiertamente con el presente.

Así, este grupo de jóvenes perseguidas injustamente, abusadas y sin libertad que son violentamente manipuladas para que confiesen las cosas que fueron descubriendo en ese supuesto aquelarre que realizaron invocando al Diablo, permite trazar paralelos con la lucha contra el patriarcado y la opresión, sobre la libertad de los cuerpos y sobre el empoderamiento y la sororidad femenina, conceptos que aparecen en forma permanente en la agenda de nuestra sociedad y que hacen que la propuesta de Agüero se encuadre directamente en una metáfora de la lucha feminista, entre tantas otras posibles lecturas.

Desde el guion y la dirección la forma en que se construye la historia -que podría haber estado más apegada al género fantástico o de terror-, elige, sin embargo y tal como había sucedido con la película de Eggers, la creación de climas, sensaciones en el ambiente y una asfixiante tensión, sin necesidad de apelar a la parafernalia de los efectos especiales.

Y el relato gana fuerza, sobre todo por la exquisita dirección de arte de Mikel Serrano que  nos transporta a la época y nos sumerge en ese ambiente en donde los pequeños detalles van construyendo la esencia  y el espíritu que sobrevuela durante toda la película. Obviamente el equipo con el que cuenta Agüero en el grupo de “brujas”, es de excelencia: Garazi Urkola como Katalin, Irati Saez de Urabain como Olaia, Jone Laspiur como Maider, Lorea Ibarra como Oneka, Yune Nogueiras como María y principalmente la líder del grupo, Ana, con una impactante Amaia Aberasturi.

AKELARRE” –con una importante carrera internacional desde su presentación en el festival de San Sebastián- encuentra una nueva forma de poder hablar sobre la represión, la intolerancia a las diferencias, la violencia de género y la construcción de nuevos paradigmas, tomando como punto de apoyo un hecho histórico tan importante como la persecución religiosa y la caza de brujas. Hechos, que se han ido repitiendo sistemáticamente a lo largo de la historia, y que en diferentes formas, encuentran también un eco en la actualidad con movimientos radicales en donde prima la discriminación, la exclusión y la marginalidad,  y aparece fundamentalmente, la falta de libertad para sentir y pensar, para decidir sin ataduras.

POR QUE SI:

«Dialoga abiertamente con el presente»

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