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Por Marcelo Cafferata

En una época en donde todavía no existía internet ni se hablaba de hiperconectividad, en un momento en donde todavía las redes sociales no dominaban todavía nuestra vida, “NETWORK” el film del gran Sidney Lumet con guion de Paddy Chayefsky, allá por 1976 planteaba el poder y el rol de los medios, el monopolio de las corporaciones y los capitales que las financian, sumado a las fragilidades personales de los personajes.

El contexto era sumamente particular: en plena Watergate y la guerra de Vietnam, Howard Beale, un presentador de televisión en plena crisis profesional a punto de perder su programa por bajo rating, termina convirtiéndose en un éxito cuando canalice salvajemente, toda su furia y su frustración frente a la pantalla. A pesar de que han pasado casi 50 años, el planteo sigue vigente y la crítica mordaz es aún más que valedera.

Este ícono del cine de los ’70 fue adaptado a un formato teatral, con una versión local a cargo de Juan José Campanella donde la sátira social y los dardos sobre los medios, confluyen en una puesta con fuertes innovaciones tecnológicas que hacen que “NETWORK” se transforme en un verdadero show con sus aciertos y sus puntos débiles.

El primer problema con el que choca esta versión argentina es que la adaptación no se decide por una línea que pueda sostenerse a lo largo de toda la obra. Si bien las referencias hablan de la problemática propia a fines de los ’70 en Estados Unidos, no guarda coherencia con resto de las líneas de diálogo de los protagonistas (con un vocabulario marcadamente porteño y actual) que hubiesen ganado contundencia con un trabajo de adaptación que pudiese vincularse, inclusive, con referencias a la actualidad nacional.

Stanislavki sostenia que “Todos y cada uno de los momentos de la actuación deben estar saturados de esa creencia en la veracidad, en la verdad de la emoción sentida, y en la acción que realiza el actor” y otro punto controversial que tiene esta puesta, es la abrumadora invasión de la tecnología que hace que prácticamente desaparezcan las convenciones propias del hecho teatral: grandes pantallas de LED, una escenografía con paneles en permanente desplazamiento más un escenario giratorio que permite armar dos espacios diferenciados se suman a las cámaras que filman en vivo, haciendo que en muchas ocasiones se parezca más a un recital donde la pantalla gigante replica y amplifica lo que sucede en escena.

La tecnología termina sobreinvadiendo el texto y en algunos momentos, queda limitada al subrayado de un recurso donde se invirtió mucho dinero, sin que potencie la dramaturgia o se genere un verdadero diálogo con las imágenes en pantalla, cayendo en una mera retroproyección de lo que ya estamos viendo (excepto escenas como la del personaje de Pablo Rago en su bibilioteca o en el inicio, donde Beale sale de cuadro mientras en pantalla se sigue emitiendo el programa) y que las cámaras en vivo, entonces, puedan cobrar otro sentido.

Incluso, parte del set de televisión que se encuentra en el costado izquierdo del escenario, no logra fusionarse con el resto de la propuesta, que, de todos modos tiene momentos de gran lucimiento visual aún en su exceso y su desborde.

Del otro lado de la balanza, entre los aciertos de “NETWORK” se encuentra la dirección de Corina Fiorillo que ha sabido manejar esta enorme nave (como ella misma describe) para hacerla llegar a muy buen puerto con más los ajustes lógicos que seguramente irá teniendo la obra a medida que atraviese su temporada. Fiorillo vuelve a demostrar que tiene una búsqueda interior de un lenguaje teatral innovador, que no abandona ni en pequeñas producciones ni en un gran espectáculo como es este caso: es una gran puestista, entiende perfectamente lo que tiene que suceder dentro del escenario y por sobre todo, es una gran directora de actores y logra un elenco sólido y preciso, que se vincula con toda la estructura tecnológica para la que ha sido necesaria un vasto equipo  que conduce con seguridad (Ariel del Mastro en iluminación, la escenografía de Jorge Ferrari o la dirección de cámaras de Diego Suárez).

Dentro del elenco protagónico Eduardo Blanco se mueve con su gran oficio mientras que Pablo Rago, aún en un papel más pequeño, logra transmitir el poder de su personaje y la mano firme de Corillo ha desterrado por completo los tics televisivos de Florencia Peña quien logra una composición precisa y de gran lucimiento en los momentos más dramáticos donde encuentra el tono justo de su Diana Christensen, la despiadada y ambiciosa ejecutiva de programación que encuentra en Howard Beale, la oportunidad de desplegar su juego.

Para Howard Beale, la elección de Coco Silly ha sido un gran acierto de casting. Un actor más acostumbrado al monólogo y al stand up, que en una de sus primeras incursiones en el teatro de texto logra una composición magnética y potente con un personaje que se adapta perfectamente a su medida.

NETWORK” es una gran apuesta, una magaproducción que más que una obra de teatro tradicional apunta a un gran show que deslumbra con los artificios tecnológicos por sobre el lucimiento de un texto que podría haber tenido un papel más preponderante en la denuncia crítica del poder de los medios en nuestra sociedad.

“NETWORK”

De Lee Hall, versión de Juan José Campanella

Dirección: Corina Fiorillo

Con Coco Silly, Florencia Peña, Eduardo Blanco, Pablo Rago, César Bordón y elenco.

TEATRO COLISEO – Marcelo T. de Alvear 1125 – CABA

Jueves y viernes, a las 20; sábados a las 20.30 y domingos a las 19.30 hs.

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