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Por Ariel Benítez

A veces uno se topa con un ejemplar en la batea de una librería sin haber leído nunca al autor y se lo lleva. Hay una leve mueca de satisfacción en el rostro en ese momento y un placer interior difícil de explicar. Pero sucede.

Fall River. Trece cuentos no reunidos, es un libro de John Cheever, periodista y escritor estadounidense, -quizás una cosa ocurrió por consecuencia de otra-, que publicó cuentos desde el otoño de 1931 hasta diciembre 1949 en distintos medios de su país y que fueron ubicados aquí en orden cronológico.

En pocas páginas por historia se pueden conocer tradiciones, profesiones, regiones y estados de ánimo que recrea el autor con una sencillez y claridad que alumbran. Observa y traduce sentimientos que llegan teñidos por sensaciones que nos atraviesan y preocupan a diario: una madre que pierde su hogar de toda la vida por falta de fondos, un exitoso viajante en el mercado de zapatos que luego de años de bonanza se ve afectado por la llegada de la importación, dos personas que se suponen almas gemelas desde el primer instante, se conocen en carreras de caballos y se auto juran alejarse del mundo de las apuestas para siempre.

El autor nos sugiere en cada línea que la vida es como es y que no queda más que afrontarla. Que aquello que nos fue otorgado para ser quienes somos, puede esfumarse frente a nosotros. De pronto el azar, un empleo o un amor. Cualquier falta nos somete y quedamos en el olvido. O quizás al revés: el lector se convierte en testigo del pequeño triunfo de una stripper de cincuenta y tantos recién despedida.

Gracias Cheever por Fall River y mejores deseos a la viuda del escritor, Mary, por haber publicado luego de la muerte de John. Gratitud extra además, porque fue el último libro elegido en una batea de una librería antes de este confinamiento.

Fall River. Trece cuentos no reunidos. Publicado en Argentina por Ediciones Godot. 176 páginas. Traducción de Ariel Dilon.

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