Por Rolando Gallego
La realizadora Tamae Garateguy habla en esta entrevista sobre Las Furias, que tuvo su estreno en pandemia online y en Festivales y salas, ahora llega al cine Gaumont.
¿Cómo te llega la propuesta de Las furias?
Los actores principales Nicolás y Guadalupe se conocieron en mi película Mujer lobo (2013) y se pusieron de novios. Juntos, emprendieron un viaje a Mendoza y fue entonces en donde conocieron a los Huarpes y su cultura. La relación de amor entre ellos, y la experiencia de este viaje, fueron el primer puntapié para la idea. Luego, ellos me convocaron para dirigir la película, y entonces llamamos al guionista Diego A. Fleischer, con quien ya había trabajado en mis anteriores pelis, para que armase un libro cinematográfico combinando la historia de amor que traían Nicolás y Guadalupe, con el cine de género sangriento que me interesa.
¿Cómo fue trabajar con un material ajeno?
Si bien siempre trabajo con escritores-guionistas que escriben los guiones que filmo, en general colaboro con la idea de trabajar tal o cual género o con las premisas, en este caso como bien decís, vino de parte de los actores y eso hizo que trabajáramos todos juntos en hacerlo nuestro material, y que ese mundo se hiciera propio. Fue muy interesante y rica la experiencia porque hubo una investigación compartida entre los cuatro.
¿Qué aportes sí o sí sabias que le ibas a agregar a la historia ya establecida?
El argumento que es bastante clásico quería abordarlo desde una perspectiva más ecléctica, sumando decisiones estéticas relacionadas con explorar el pop, el western y el melodrama, considero que el público puede ver esta historia me permitió que el argumento fuera abordado desde una perspectiva más postmoderna. De ahí, y sumando decisiones estéticas relacionadas con explorar el pop, el western y el melodrama, considero que el público puede ver esta historia clásica de una manera más actualizada.
¿Cómo pensaste la estética de los protagonistas?
La estética de los protagonistas la fuimos desarrollando junto con Andrea Benitez en Arte, Julián Rúgolo en vestuario y Mariángeles Capparelli en Maquillaje y peinado. Por suerte trabajamos en grupo completándonos y sumando unos a las ideas de los otros y eso creo que se nota para lograr que esa búsqueda pop se hiciera realidad y los personajes fueran icónicos. La inspiración provino de parejas icónicas del cine de los 90 que me gustan mucho.
En Las Furias el paso del tiempo y la historia en dos tiempos es clave, ¿cómo se rueda eso?
Es un lío (se ríe). Se hace un trabajo muy detallado en el plan de rodaje, porque los cambios de look llevaban mucho tiempo. Mucho trabajo de pre-producción y mucha atención en rodaje.
Romeo y Julieta, Juan Moreira, tu cine, todo el gauchesco, reinventado en esta historia de amor y venganza, ¿qué influencias tuviste a la hora de rodarla?
Era imposible con el guion que escribió Diego A. Fleischer con una bruja que maldice a los amantes no pensar en Leonardo Favio. Completa influencia de Nazareno Cruz y el Lobo.
¿Cómo fue el rodaje en medio de la nada misma?
Acá hubo fuerzas de la naturaleza que jugaron de mi lado. Pareciera como que la intensidad de la historia es justamente la atmósfera de los cambios climáticos. Hubo que vencer tormentas de polvo, tormentas eléctricas, falta de aire por las altas alturas, calor extremo y frío. Pero justamente la película habla de eso: las emociones de los personajes se refleja en las emociones de la naturaleza. Es su particularidad y lo que la hace diferente. Desde producción, fue todo un desafío, el rodaje fue una aventura, parecía un deporte extremo de alto rendimiento.
¿Cuál fue la escena más difícil?
La escena donde Alfredo interpretado por Daniel Aráoz golpea a Isabel interpretada por Celina Demarchi, fue muy difícil para todos por la intensidad de la violencia a la que tenían que llegar, pero por suerte los dos son grandes actores que llegaron a un lugar muy terrible e interesante.
Película de género, de acción, de violencia, de cuerpos, de sexo, ¿cómo te paraste en el set o en locación para llevar adelante todo esto?
De manera intensa como todo lo que hago (risas), y con muchísima certeza ya que tenía que tomar decisiones rápidas que fueran efectivas porque no teníamos tiempo.
¿Cómo fue el trabajo actoral teniendo en cuenta que hay diferencias en las experiencias y dotes?
Guada y Nico ya habían transitado los personajes que hicimos en el corto que precede la película y con el resto del elenco hicimos mucho trabajo de mesa, como es sabido a mí no me gusta ensayar previamente, me gusta que nos encontremos con la adrenalina de la escena en set.
Volves a trabajar con algunos “viejos” conocidos ¿cómo es reencontrarse en el set?
Divertido y gratificante porque ya nos conocemos y el trabajo fluye y además los que ya saben cómo es el estilo de trabajo, les van explicando a los compañeros con los que trabajo por primera vez… les explican que hablo en toma y les pido cosas y que arengo bastante.
Por qué es tan difícil que más mujeres puedan dirigir cine de género, y particularmente de acción y fantástico?
Hay mucho prejuicio con las mujeres y el cine de género. Siendo directora mujer tenés que demostrar que podés hacerlo cada vez, aunque vayas por tu película número siete, mientras que a un varón se le puede proponer hacer una película de acción sin experiencia previa. Lo vi todos estos años. Sin ir más lejos a mí siempre me producen mujeres, los productores hombres en Argentina son prejuiciosos con los policiales y ni hablar del cine de acción, sólo producen a otros hombres haciendo estos géneros.
¿Por qué la gente tiene que ver Las Furias?
Porque va a ser una experiencia fuerte y emocionante.
Publicada originalmente en EscribiendoCine