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Por Rolando Gallego

El prolífico realizador audiovisual Marcelo Leguiza presenta en el BARS (Festival Buenos Aires Rojo Sangre) su última película Cielo Rojo. Gigantes de Acero, que con un gran elenco, encabezado por Noe Antúnez, Susana Varela, Gaby Valenti y Paula Manzone, llega este jueves como parte de la Competencia Iberoamericana. Para saber más de la película, hablamos con él.

-¿Cómo surge la idea de Cielo Rojo?

-Cielo Rojo es mi décima película, era parte de una trilogía de encierro que se llamó la trilogía de la corporación. Son películas donde el encierro, la lisérgia y una corporación son protagonistas. Son películas de un montaje veloz, donde siempre se trata de romper con la noción de tiempo. Cada película dentro de una trama fantástica cuenta un subrelato que habla sobre el suicidio, la soledad, en el caso de Cielo Rojo se trata de la depresión y la opresión. Surgió la posibilidad de presentarla en el FantasMercado del festival Fantaspoa (Porto Alegre) la película fue seleccionada y captó el interés de productrxs, finalmente la productora Morbo Films se encaminó a realizarla.

-¿Cuándo supiste que podías tocar temas sensibles y de urgencia, como el abuso de psicofármacos o remedios psiquiátricos y el abuso de la sociedad patriarcal en medio de un relato de género?

-No lo busqué, al menos no adrede. Pero innegablemente lo que señalás sobre género y psicofármacos se cuela en el relato porque es lo que vivenciamos día a día y es casi imposible aislarlo de cualquier narración que se origine en estos días. Pensé la película como el avance de diferentes narrativas sobre una mujer que transita la depresión. El discurso médico, el mediático, el social, todo conspira para pasar por sobre su voluntad. Bianca es golpeada por la vida y afectada por diversos discursos que no le permiten transitar su dolor sino que la obligan a disociarse de la realidad. Creo que la aparición figurativa de esos gigantes de metal tiene que ver con eso, con la necesidad de la aparición corpórea de esa amenaza, que no solo se aloja en su infancia o en su secuestro, sino que está en todos lados, enorme, amenazando con destruir todo.

-¿Cómo seleccionaste al casting?

-Lo mejor del casting fue que todxs de alguna forma estábamos ligados por gente que quiero mucho o con la que trabajo hace años. Yo no soy muy partidario de los castings, el único que se realizó fue el de Mica Ferro (Bianca niña) una niña genia que me facilitó todo en rodaje. Si bien con Noe Antunez venimos hace años trabajando, con Susana Varela, Paula Manzone y Gabi Valenti es la primera vez que trabajamos, siempre estuvimos conectados por personas en la misma sintonía y pasión.  Necesitaba protagonistas que entendieran los ritmos y se apasionaran por un proyecto con espíritu independiente. Más allá de su indudable talento fueron las más indicadas por su generosidad y compañerismo. La última en sumarse fue Victoria Carreras, todxs le teníamos un extremo respeto y terminó tirada en el piso sacándose una foto con todo el equipo. El casting también está formado por Esteban Prol y Germán Baudino.  Fue un desfile de gente con la que vengo trabajando hace años, lógicamente no puedo nombrarlos a cada uno, pero saben de mi cariño y agradecimiento.

-¿Qué fue lo más complicado del rodaje?

-Cielo Rojo se grabó en sólo diez  jornadas, fue una de las primeras películas que se rodaron tras la reactivación de rodajes en 2021.  Esquivando al Covid, entre hisopados y miedos. Con un presupuesto acotado por los gastos sanitarios y la inflación. Fue una fuente laboral para mucha gente experimentada y una oportunidad para muchxs que la venían remando en el under.  Este es mi tercer proyecto con el apoyo de INCAA pero todos estamos formados en el cine independiente y el under, donde aprendes hacer mucho con poco. Ese era nuestro principal valor agregado para sortear cualquier adversidad.

-¿Expectativas con la presentación en BARS?

-Esta es mi décima película, la mayor parte de mis largometrajes y mis cortos los presenté siempre en el Bars. En el festival estrené películas que hoy puedo decir que odio un poco y otras a las que les tengo más cariño, todas ayudaron a mi crecimiento y el BARS siempre estuvo dando el visto bueno al proyectarlas.  Es casi como un gran cierre de etapa o un festejo presentar Cielo Rojo en el Buenos Aires Rojo Sangre.

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