Por Rolando Gallego
Puerto Deseado, de Juan Manuel Bugarín, estrena hoy en cines argentinos tras presentarse en MajorDocs, de Mallorca y el último FIDBA en Buenos Aires. Con él hablamos para saber más detalles de esta propuesta que habla de un ex combatiente de Malvinas.
¿Cómo conociste a Marcelo (protagonista) y cómo fue proponerle hacer una película sobre él?
Conocí a Marcelo de casualidad. Yo estaba filmando algo por la zona de Lanús y él se me acercó (atraído por la cámara) para presentarse y contarme sobre su embarcación y el viaje que planeaba. Era la primera vez que hablaba con un veterano de Malvinas. El productor con el que estaba rápidamente le pidió su contacto y guardé ese número durante algunas semanas. Desde ese día la idea de hacer un cortometraje sobre ese viaje fue creciendo hasta que tuve el impulso de llamarlo. No se acordaba de mí. Le dije que quería conocer su embarcación (necesitaba verla para creerle) y respondió rápidamente: “a sus órdenes”. Fui junto a Adrián Martínez, amigo y director de fotografía de la película, y nos mostró su taller. La lancha reposaba ahí, en las sombras. Toda la charla la tuvimos subidos a la embarcación. Antes de irme le pregunté si podía fotografiarlo y accedió mostrándome su tatuaje de Malvinas en el brazo. Se lo veía feliz de ser escuchado y fotografiado. Nos fuimos con la promesa de volver pronto a filmar algo juntos. Yo aún no sabía que la idea del cortometraje iba a mutar a un largo y que esas visitas a su taller durarían siete años.
¿Cuándo sentiste/supiste que ibas a hacer una película sobre él?
La primera jornada de rodaje. Le planteamos hacer una entrevista formal. Yo quería ver cómo se manejaba él frente a cámara, cómo hablaba y se movía. Además era una entrevista que me serviría como apunte y registro de datos sobre el personaje. En esa entrevista le pregunté por su papá y Marcelo se emocionó recordando un sueño que tuvo con él. Supe que Marcelo tenía muchas capas y facetas como personaje. También me daba cuenta que confiaba en mí y se sentía cómodo siendo filmado. Lo siguiente que filmamos fue la escena donde limpian la lancha con los hijos. La dinámica entre ellos me pareció interesante y al abrir la historia a personajes secundarios ya deje de pensar en un corto y decidí plantear un formato largometraje.
¿Qué fue lo que más te atrajo como «personaje» para un relato?
Sobre todo me atrajo entender que era un personaje difícil de retratar porque había que lograr captar todas las capas que tenía. Marcelo prepotente, arrogante, peleador, nostálgico, cómico, cariñoso….Marcelo tiene mucha historia de este país encima. Es una herida abierta y a la vez lo lleva con humor e ironía. Me fascinaba eso. Y conecte mucho con la idea del viaje porque sentía que ese deseo motorizaba el día a día de Marcelo y hacía que encuentre una vía de comunicación con el mundo: con sus hijos, con sus compañeros veteranos, conmigo…Esa quimera lo ayudaba a socializar y buscar nuevos vínculos. Y me hacía preguntarme “cómo haces para restablecer lazos humanos después de una guerra? Que herramientas te deja algo así?” .
¿Aceptó rápidamente hacer la película?
Desde el primer día aceptó y buscó hacer la película. Y le estoy siempre agradecido (a él y a su familia) por eso y por abrirme su casa y su vida para retratar. Él siempre me contaba que le gustaba actuar y quería protagonizar una película. Eso me ayudó a, desde el primer día, proponerle un formato documental hecho con recursos de ficción, una puesta en escena y encuadres que lo tengan como protagonista y lo hagan sentir cómodo para que despliegue su personaje. Pero a la vez con la duración suficiente en cada plano para que la realidad y lo documental sean preponderantes. Y Marcelo siempre estuvo abierto a todo.
¿Por qué crees que el cine de lo real no ha indagado tanto en las secuelas de la tragedia de la guerra de Malvinas?
Se me ocurren ahora documentales de Pablo Reyero, Lola Arias, Scavino y Fraile, que abordaron esos temas. Si la cantidad de documentales son pocos puede que sea por varios factores (temática difícil para el público, un complicado acceso a esos protagonistas) pero sobre todo porque recién en estos años lxs documentalistas de la generación post Malvinas estamos haciendo películas. Yo nací después de la guerra y creo que hablar de un hecho histórico que no vivimos, pero que igual nos afecta, es interesante artística y políticamente. Así que estoy seguro que vendrán nuevos documentales sobre la postguerra y aún más interesantes , con miradas frescas y renovadoras. Es necesario que aparezcan, sobre todo en épocas donde surgen discursos negacionistas y fascistas con gran potencia. Hay que responder con nuevas narrativas que recuperen la memoria.
¿Sensaciones por estrenar la película?
Todas juntas. Fue un proceso muy largo y ahora poder compartirlo es de alegría inmensa. Fue una película que, a todxs lxs que trabajamos, nos acompañó en muchos momentos de la vida. El estreno es el cierre de una etapa y comenzar una nueva que es acompañar el recorrido. Ojalá que sea largo y podamos mostrarla en diferentes provincias y “federalizar” el estreno. Cuando termina la película la mirada del espectador es siempre diversa, es interesante escuchar qué le pasó a cada uno al verla, estamos expectantes por eso.
¿Estás trabajando en alguna nueva propuesta?
Sí. Estoy desarrollando un guión para un nuevo documental sobre un hospital psiquiátrico, muy particular y precursor, que existió en la comarca Viedma-Patagones en la década del 80. Mientras buscamos financiamiento seguimos en la etapa de investigación y escritura.