
Por Rolando Gallego

El actor y arquitecto mexicano, residente en Canadá, Carlos Diehz, está viviendo un gran momento. Al ser parte de Cónclave, película de Edward Berger, que hoy llega a los cines, protagonizada por Ralph Fiennes, Isabella Rossellini y Stanley Tucci, vive la emoción de lograr atención en el mundo del cine, donde quiere continuar trabajando, pero, también, como arquitecto. Hablamos con él en exclusiva para Argentina.
-¿Cómo estás viviendo la repercusión que está teniendo tu actuación en Cónclave? ¿Te preguntaste por qué esperaste tanto para hacerlo?
-A veces sí, sí me lo pregunto, pero las cosas se han dado de una forma tal que no me queda duda de que era el momento adecuado. En Roma me preguntaban qué has hecho antes, pues vivir realmente, vivir. Tuve mi etapa mística en mi adolescencia, con lo cual también me ayudó a formar la interpretación de ese personaje y tener experiencias de vida. Soy arquitecto y como arquitecto a veces tienes que entregar malas noticias de frente, mantener la calma y todavía ganarte la confianza del cliente. Y eso es una práctica increíble, como estar enfrente de una cámara donde tienes la oportunidad de hacer una siguiente toma y en la vida real no. Entonces este tipo de experiencias a lo largo de la vida, conocer gente y sobre todo vivir, vivir. Cuando dicen vivir a plenitud no significa el divertinaje, sino disfrutar, contemplar y aprender de las cosas. Es como lo veo yo. Y creo que todos esos 30 años, 35 años que pasaron desde cuando pensé en actuar hasta que realmente lo hice todo eso me ayudó definitivamente.
-Y en el paréntesis de la pandemia ahí como que volviste a tomar el gusto por la actuación, haciendo cursos…
-Sí, cuando viene la pandemia, ya los hijos están, ya tomaron su camino y ya están fuera de la casa, fue cuando dije ok, voy a hacer algo que yo siempre he querido, que me permita viajar, conocer más gente. He conocido un montón de gente. Entonces fue cuando dije la actuación es lo que tengo pendiente, lo que siempre quise y que tengo todo ese espíritu ahí. Y fue cuando decidí buscar cursos de actuación y con la pandemia los encontré en línea. Entonces en lugar de tener que ir a California a tomar el primer curso de actuación fue en línea. El siguiente fue en Estados Unidos. No recuerdo exactamente en qué ciudad, pero en el centro de Estados Unidos, cerca de Atlanta y cosas así. Entonces esa oportunidad fue genial. O sea, como te digo, todo cayó en su lugar justo en el tiempo correcto.
-Antes nombrabas un poco a los compañeros, grandes compañeros que tenés en esta película. Contame un poco de la experiencia, no vamos a contar nada, tu rol es clave en la película, ¿cómo fue encontrarte con ellos y prepararte también para este rol tan desafiante?
-Mira, desde el primer llamado a casting, desde la primera invitación vi que el actor principal era Fiennes yo dije este tiene que ser mío, a ver cómo leo, pero esto lo tengo que obtener. Pero igual, uno tiene la inseguridad, qué voy a hacer delante de Fiennes, cómo yo voy a llegar a su altura y cómo voy a sobreponerme a la impresión de estar enfrente de Ralph, John Lithgow, Isabella, Stanley, todos ellos, entonces me puse a estudiar mucho, a Fiennes y sus gestos, sus expresiones en películas, conferencias, todo lo que encontré en Internet, viendo en la pantalla grande en casa y acercándome para acostumbrarme a su voz, su mirada y todo su mirada súper poderosa. Y él da muchas claves con su mirada, con su respiración y todo eso. Y he tratado de entender eso y ya en set fue un poco más fácil descifrar la dinámica y dejarme llevar por su liderazgo en cada escena. Pero lo que más, más ayudó fue el encontrarme que todos ellos son personas muy abiertas, muy generosas, que me dieron la ayuda que algunos de ellos no tuvieron cuando eran jóvenes, pero que ahora ahora la dan porque saben lo que es estar en una situación como esta. Entonces todos ellos me acogieron de una forma muy emotiva, muy profesional al mismo tiempo. Entonces eso creó un ambiente, no solamente, no solamente fue conmigo, fue entre todos, fue un ambiente de un gozo, una alegría de estar juntos ahí como si hubiéramos estado juntos en la preparatoria y nos volviéramos a encontrar. Era de veras un ambiente fascinante. Desde los productores, este el director también fue un ambiente de camaradería y de profesionalismo que nunca he visto en mi vida honestamente y eso me ayudó a poder hacer lo que tenía que hacer.
-¿Y ahora cómo sigue? Sé que vos vas a seguir con la arquitectura, pero ¿cómo pensás ir manejándote entre los dos universos, el de la actuación y el de tu profesión?
-Pues mira, yo creo que uno de mis más grandes seguidores o fans es mi jefe y él me dice si te llega otro proyecto grande, tomas un permiso de ausencia y te vas, no sé, uno o dos meses, lo que sea necesario, pero si ya después tienes que irte y todo eso, entonces trabajamos por contrato. No me va a soltar fácilmente y realmente mi idea no es dejar la arquitectura. La arquitectura es una profesión apasionante que es muy, muy satisfactoria. Normalmente hacemos proyectos para naciones indígenas mayormente y el ver que mi trabajo beneficia a la gente así directamente es una alegría inmensa y una motivación muy grande. Y en las llamadas de casting, bueno, se va atendiendo cada proyecto y teniendo esa libertad de poderme dedicar a un proyecto de cine o de series, lo que salga y poder regresar a la arquitectura, pues es algo, es algo fantástico. Como dicen ustedes, el sueño del pibe.
-Y hablando del sueño del pibe, ¿tenés ganas también de que de que sea en castellano también algún rol que te toque en breve?
-Claro. Alguna vez me preguntaron con quién te gustaría actuar en qué producciones, este con Pablo Larraín, este director chileno. Hay cosas, hay cosas increíbles que se hacen en América Latina que tienen ese sabor y esa pasión nuestra, de lo que es el ser latinoamericano y me encantaría participar en algo así.
-De cara ya a la temporada de premios, Cónclave está recibiendo muchas nominaciones, está siendo muy bien recibida por el público. ¿Con qué te gustaría que se conecte la gente cuando ve la película? Es una película que habla de la fe, pero que también habla, habla de los cambios de paradigma en relación a la fe y demás. ¿Con qué te gustaría que se conecten?
-Me gustaría que se conecten con la idea de que todos somos humanos. Sí, en la iglesia, la gente que trata de servir un ideal, de todos modos siguen siendo humanos y como humanos somos propensos tanto a la falla como a la profundidad espiritual y al compromiso con los ideales. Y siempre hay gente que llevará en alto esos compromisos y esos principios y la esperanza. La esperanza siempre está ahí, pero es una decisión. Tienen ellos la decisión de trabajar por eso a través de la gente, a través del amor, o tienen la oportunidad de hacer negocios y hacer otras cosas indebidas. A final de cuentas depende de cada quien. Es una decisión sumamente personal. Y que nosotros igual en cualquier situación, siendo un thriller político, las situaciones que se ponen, que se muestran en esta película, podrían ser dentro de un partido político, dentro del consejo de la universidad o dentro del comité de vecinos. Y todos a fin de cuentas tenemos, seguimos teniendo esa esa decisión.